Para algunos de nosotros una forma de encontrar la paz es posible gracias al diálogo y las palabras, pero qué sucede cuando se desgastan y en ellas no encontramos la respuesta es una de las reflexiones que nos hace ver Rose Mary Salum, al charlar sobre su libro El agua que mece el silencio (Vaso Roto, 2015).
Y es que comenta que debido al mundo tan violento en el que hoy día vivimos se siente “muy poco optimista” respecto al poder de las palabras, pues en la actualidad se requiere ir más allá de buenas intenciones y propuestas.
Para entender este pesimismo explica, acerca de su libro, se trata de una serie de cuentos ubicados en Medio Oriente y que surgen después de la explosión de la Guerra Israel-Hezbolá de 2006, así que al ser alguien cercana a esos lugares la única forma de tratar de sacudirse esa violencia fue al escribirlo y en un ejercicio de imaginación mostrar lo que sucede con las personas atrapadas en el horror.
En ese sentido, reflexiona acerca del mundo bélico en el que vivimos hoy en día y del que nos dice que la sociedad parece estar vacunada a “las imágenes del horror, sobre todo en México con lo que se vive hoy en día”.
Y es que ya sea en Medio Oriente o en México encontramos la forma de no introducir estos hechos a nuestra narrativa, pero que no se recibe el eco necesario y es sólo cuando suceden lamentables como el 11 de septiembre o recientemente lo de Francia. Y así es que nos hace notar cómo es que existe una especie de silencio en torno al horror que atrapa a todo el mundo, de eso surge el título de su obra.
Ante la situación del horror de Medio Oriente y la violencia que ahí se genera nos dice sentirse invadida por un sentimiento de “impotencia”, ya que pese a los esfuerzos de diálogo y de llegar a una paz aparantamente no se avanza y parece que cada día se hace más complicado resolverlo.
Respecto a su libro comparte cómo es que sus personajes se ven afectados por la violencia quienes no son capaces de entender el mundo en el qué viven, así que están en un shock constante, pues todo lo que conocían se ve derrumbado por la realidad. Mediante las imágenes que construye muestra la transformación de estos seres de ficción, quienes parecen no tener escapatoria del horror.
En cuanto a la forma de su libro indica que si bien se trata de cuentos, también puede verse como una novela, ya que de manera sutil logra insertar a ciertos personajes o elementos que sirven de hilo conductor entre cada historia de las que destaca la de dos hermanos están saliendo al mundo y que se encuentran con un contraste entre lo que aprendieron de sus padres y lo que sucede en la realidad” al encarar de lleno la violencia.