CARACAS. Venezuela recuerda hoy a su líder Hugo Chávez, en el tercer aniversario de su muerte, sumida en una profunda crisis económica y severa escasez de alimentos y medicinas.

 

A tres años de la muerte de Chávez, el país se encuentra sumido en una grave crisis económica, marcada por la escasez y la especulación comercial, la carencia, el mercado negro de divisas y situaciones de emergencia en muchos sectores, que se ha agudizado en los últimos meses ante la caída en el precio del petróleo.

 

La cotización del barril de crudo se desplomó en dos años, de casi 100 dólares a 24 por barril, su nivel más bajo en 12 años.

 

Venezuela registró en 2015 una inflación del 180 por ciento, la más alta en la historia del país, y con una caída de 7.1 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB).

 

Millones de venezolanos sufren como consecuencia de la escasez de alimentos, productos básicos y medicinas.

 

Esta situación llevó al sucesor de Chávez, Nicolás Maduro, a decretar en enero de este año el estado de emergencia económica, que fue rechazado por la opositora Asamblea Nacional, pero recibió el aval del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ).

 

A mediados de febrero, Maduro tomaba otra polémica decisión al anunciar una devaluación y el primer aumento en el precio de la gasolina en 20 años.

 

El suministro de energía eléctrica también se encuentra en situación crítica, y a partir de febrero se impuso un estricto plan de racionamiento eléctrico en los centros comerciales para reducir el consumo de electricidad, en medio de una persistente sequía.

 

El sistema diferenciado de compra de divisas ha estimulado el mercado negro, en el que se calcula que cada día hay operaciones por más de 25 millones de dólares, con una devaluación de 200 por ciento para el bolívar, lo que contribuye a la carestía.

 

Tres años después del fallecimiento de Chávez, el país se encuentra sumido también en una crisis política con un parlamento dominado desde principios de año por la oposición, que busca ahora la salida del presidente Maduro.

 

Mientras el gobierno atribuye la crisis a una “guerra económica” y la especulación en su contra, sus opositores, que desde enero controlan la Asamblea Nacional, la adjudican a la estrategia económica socialista de las autoridades.