BRUSELAS. La Fiscalía belga busca procesar a varias personas vinculadas a empresas farmacéuticas belgas sospechosas de haber suministrado medicamentos con efedrina a un capo mexicano, informó hoy a Efe un portavoz del Ministerio público.
“Procesamos a estas personas y al capo por el suministro de medicamentos con efedrina”, que se puede utilizar para la elaboración de drogas sintéticas, señaló la fuente, que indicó que se trata de tres farmacéuticas, pero no quiso aportar más detalles.
Únicamente dijo al ser preguntado dónde se encuentra el capo mexicano actualmente que está “aparentemente encarcelado en Estados Unidos”.
Los diarios De Standaard, Het Niewsblad y Het Belang van Limburgo indican que se trata de siete personas que suministraron los medicamentos al narcotraficante mexicano, quien los habría utilizado para fabricar metanfetamina de cristal o hielo de metanfetamina.
De acuerdo con estas fuentes, las siete personas investigadas de tres farmacéuticas belgas afectadas habrían suministrado al capo Ezio Figueroa Vásquez, de 63 años, unas cuatro toneladas de efedrina, lo que genera más de 66 millones de pastillas de metanfetamina con un valor de mercado de 360 millones de euros.
Según la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), Figueroa-Vásquez tenía contacto con Joaquín El Chapo Guzmán, preso en el penal de máxima seguridad Altiplano en el Estado de México.
En México la importación de efedrina está prohibida, recalca De Standaard, que afirma que el capo se encontraba en Europa, Asia y África en busca de países donde la efedrina está permitida para procesarla y convertirla en droga.
Su plan era, según este diario, convencer a fabricantes o comerciantes de medicamentos para que le vendiesen el precursor en grandes cantidades para tratarlo en México.
En Bélgica habría mantenido contactos con las farmacéuticas Sterop en Bruselas, y Andacon en Dadizele, indica De Standaard.
De acuerdo con la misma fuente, el capo habría ordenado más de 200 millones de comprimidos al año y su idea era mantener ese “contrato” durante al menos dos años.
La policía y los agentes de aduana detectaron la trama y rastrearon el tráfico de los medicamentos.
De acuerdo con los medios belgas, las empresas afectadas afirman que desconocían el destino de los medicamentos.
No obstante, el Ministerio Público belga, que ha visionado correos electrónicos y escuchado conversaciones telefónicas relacionadas con el envío de las pastillas, cree que las empresas actuaban con conocimiento de la causa.
Los suministradores belgas afirman que actuaron “de buena fe” y que tenían “los permisos necesarios para fabricarlos, venderlos y exportarlos”, señala el Standaard.
“No nos informaron de su destino final”, aseguraban las farmacéuticas ante el juez instructor, que el próximo 5 de abril tomará una decisión en el caso, según los medios belgas.