Rocío Quintero González es licenciada en derecho por la UNAM, pero su verdadera carrera comenzó hace 18 años cuando ingresó al Ejército Mexicano para abrirse paso en un ambiente donde la mayoría la conforman hombres. En la Defensa y la Fuerza Aérea hay 213 mil 477 varones y 12 mil 479 (5.8%) mujeres.
Desde entonces, la abogada ha conseguido cuatro ascensos, sobre sus hombros lleva con orgullo la insignia de Mayor, una estrella dorada y un listón verde que todos reconocen y respetan en la Secretaría de la Defensa Nacional.
Es penalista, oficial del Ejército y además trabaja en la Procuraduría General de Justicia Militar; nadie cuestiona su capacidad, pero además todos se le cuadran porque es una mujer comprometida y disciplinada. Así como ella hay otras 536 mujeres con el mismo rango.
“(Me atrajo) la disciplina, la transparencia con que se maneja la justicia en el medio militar, eso me atrajo mucho. Yo quise incursionar en este medio por la rectitud que se maneja en todos los aspectos”, contestó a la pregunta ¿por qué entró a la Sedena?
Las mujeres poco a poco son más en la milicia y se abren paso para ocupar los puestos de mando, pero conforme se asciende se crea un embudo en el que ellas son cada vez menos, revelan las estadísticas oficiales de agosto de 2015. Después de Mayor, el siguiente rango es Teniente Coronel; en la Sedena hay mil 485 hombres y 150 mujeres en este nivel. Coronel son 848 varones y 25 mujeres y General Brigadier 318 y 3, respectivamente. Aún no hay damas con el rango de General de Brigada ni General de División.
“Aquí los compañeros son muy respetuosos con nosotras, sobre todo tratándose de jerarquías, de profundo respeto de nuestros subalternos y de nuestros superiores. Tenemos más oportunidad de desempeñarnos en cualquier ámbito técnico, administrativo, habemos mujeres abogadas, médicos, ingenieras, psicólogas, pedagogas y psiquiatras. La mujer tienen grandes oportunidades dentro del medio militar para desempeñarse.
“El Ejército es una oportunidad inmensa, sobre todo para las personas que no tienen recursos para estudiar una carrera profesional, el Ejército brinda una oportunidad de vida a todas las personas que tienen la aspiración de ser alguien en la vida, el Ejército le otorga esa oportunidad y yo sí quiero invitar, no sólo a las mujeres, también a los hombres que tengan ese compromiso consigo mismos, con su familia y con la Nación, a ingresar a las fuerzas armadas mexicanas para poder desarrollarse en un ambiente de disciplina y de compromiso”, subrayó Quintero González.
La Mayor está sentada en un sillón, busca el contacto visual, tiene los hombros hacia atrás, la espalda recta, la cabeza levantada, sus piernas nunca se cruzan y las manos juntas sobre las rodillas.
“Yo quisiera decirle a todas las mujeres, no sólo a las militares, que siempre trabajen por sus anhelos, por sus sueños, que nunca desistan, que no hay nada más importante que el desarrollo personal, porque de ahí se deriva todo lo demás”, afirmó en entrevista.
Su saco no tiene ni una arruga, bolita o hilo suelto, no lleva nada en las bolsas para que no se descomponga el corte, cuando se levanta toma el libro que estaba leyendo y su cartera donde guarda el celular. Los soldados tratan de ayudarle y la despiden respetuosamente, en posición de firmes, con una seña de su mano derecha en la frente.