Este fin de semana llega a la cartelera nacional la tercera parte de la exitosa saga fílmica animada Kung Fu Panda, que en esta ocasión muestra la historia de Po (voz en español de Omar Chaparro) en un papel al que no está acostumbrado, pues ahora deberá pasar de ser un alumno a maestro de toda una población de pandas que deberán aprender artes marciales para poder salvar a China de la destrucción de un temible villano.

 

En entrevista, los directores del filme, Jennifer Yuh Nelson y Alessandro Carloni –quienes han colaborado juntos desde el primer filme de la saga-, revelaron qué fue lo más complicado y cómo recibieron consejos de cineastas como Steven Spielberg y Guillermo del Toro.

 

“Hemos colaborado juntos desde el primer filme. Alessandro era animador y yo era la encargada de la historia, así que conocemos a los personajes desde que nacieron, por lo que sabemos qué es lo que harían en ciertas situaciones”, señaló Nelson.

 

Acerca de la presión por realizar un filme que sea al menos tan exitoso como sus antecesores, Nelson comentó:

 

“Es muy alta, pero no es el tipo de presión que podrías imaginar. Esa presión venía del propio equipo, con el que hemos trabajado desde hace 12 años. Eran los más interesados en que todo saliera bien”.

 

“Otro tipo de presión que sentíamos era por parte de los fans”, agregó Carloni. “Pero Jennifer y yo somos como los protectores de los personajes, de su historia. Trabajamos en un gran estudio en el que podíamos llamarle a Steven Spielberg para preguntarle qué opinaba de tal o cual escena, nos decía algunas ideas, que eran fantásticas, pero dependía de nosotros aceptarla o no. Quizá era una gran idea, pero siempre nos preguntábamos, por ejemplo, si era algo que Po haría o no”, reveló.

 

“También teníamos a Guillermo del Toro, quien es productor ejecutivo. Igual nos daba ideas sorprendentes, pero nuestro trabajo era saber si esas ideas funcionaban para los personajes. Podría parecer intimidante tenerlos a ellos dos, pero saben perfecto de lo que se trata. Saben que están para ayudar. Es lo bueno de tener a cineastas como colegas, pues saben cómo es el proceso. Te dan notas, apuntes. A Del Toro, por ejemplo, nunca lo escuché decir cómo haría él la película, sino que sólo dio sugerencias para ayudarte a terminar el trabajo. Y eso es un regalo muy raro”, concluyó.