Es importante dar seguimiento al movimiento del tipo de cambio, especialmente el peso-dólar ante los riesgos que refleja, por un lado la posibilidad de transferir precios de producción al consumidor final y, por otro lado, el riesgo en las inversiones en la tenencia de extranjeros en mercados tanto de dinero como de capitales.

 

Este año, ante una coyuntura global los precios del petróleo alcanzaron en las primeras semanas ajustes de 35% ante una “sobreoferta” de crudo de más de dos millones de barriles diarios y la disputa mercado entre Arabia Saudita vs Estados Unidos por un lado, y la liberación de sanciones a Irán que representó una “amenaza” de mayor sobreoferta para recuperar mercado. Esto, en un entorno de menor crecimiento por la desaceleración de China y Japón, así como un efecto negativo temporal en EU.

 

En México se sumó el “riesgo Pemex”, con una caída en ingresos de 70% y una estructura de gastos muy alta que refleja aún probables ajustes en su calificación crediticia. Hoy, el gobierno puso en marcha la reestructura de la empresa, desde el cambio de Dirección General hasta un ajuste al gasto e inversiones poco rentables, además de que está pendiente su capitalización y los nuevos acuerdos con el sindicato.

 

En este escenario, el peso mexicano llegó a 19.44 frente al dólar el 11 de febrero, y registró depreciaciones de 13% en casi seis semanas de iniciado el año. La correlación entre el precio del petróleo y el peso es inverso en 90% (últimos 30 días). La SHCP y Banxico instrumentaron el ajuste fiscal, monetario y cambiario que ayudó a “reducir la presión” del movimiento de alza y actualmente ronda sobre 17.84 en operaciones interbancarias, que implica una depreciación en el año cercana a 3.5% hasta el momento.

 

Afortunadamente los precios del petróleo se han recuperado muy rápido hasta un nivel que consideramos factible para evitar algunas reaperturas de pozos petroleros en EU. Sin embargo, se empiezan a definir nuevas acciones de política monetaria internacional como la de ayer del Banco Central Europeo (BCE). No obstante, son acciones ante riesgos de bajo crecimiento y de deflaciones.

 

Las posiciones en los futuros en Chicago siguen jugando en contra del peso mexicano. Consideramos que los niveles de apreciación por ahora están limitados y no dudamos que en breve regrese arriba de 18.00. La tenencia de extranjeros ha disminuido un poco, lo que puede presionar en algún momento al Banxico sobre el diferencial en tasas de interés entre bonos equivalentes de EU y México.

 

Los precios al productor sin los energéticos al mes de febrero alcanzaron 4.8% anual comparado con el dato de inflación al consumidor en 2.9% anual y al productor general en 3.4% anual. Esto significa que empiezan a trasladar precios de costo al consumidor final por el impacto del tipo de cambio.

 

Así, la tarea no es fácil para las autoridades financieras mexicanas, por lo que seguramente Banxico, la Comisión de Cambios y la propia SHCP deberán seguir tomando acciones que ayuden a reducir los riesgos externos.

 

Recuerden que por cada 1% de salida de tenencia de extranjeros en bonos gubernamentales por ejemplo, implica alrededor de 1,250 millones de dólares y la contaminación por el traslado de precios hacia el consumidor final pudiera tener un impacto sobre el costo del dinero para los mexicanos.

 

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