Cuando Trump anunció que se postularía como precandidato a la presidencia por el Partido Republicano, casi nadie o nadie vislumbró que sería un gran rival a vencer. Con su estilo extravagante y sus discursos singulares, parecía que sólo le agregaría un poco de sabor a la contienda, pero hoy ha llegado demasiado lejos y hasta dolores de cabeza está causando a sus correligionarios republicanos. Muchos creímos que Jeb Bush sería el nominado por este partido, pero eso ya es historia y no sólo Bush quedó fuera, sino que la semana pasada el cubano americano Marco Rubio también salió de la contienda al perder en su propio estado, Florida, lo que fue considerado humillante.

 

De los 12 precandidatos sólo quedan tres: John Kasich, gobernador de Ohio, quien cuenta con 143 delegados; el senador Ted Cruz, con 423, y Donald Trump, 678. Para lograr la nominación republicana se necesitan mil 237 y existen mil 49 delegados disponibles. Este martes se celebrarán primarias en Arizona y Utah; la primera proporciona 58 delegados y la otra 40. Faltan aún de votar estados como Nueva York, que lo hace en abril con 95 delegados; Washington, con 44, y California, en junio, con 172 delegados.

 

El inconveniente de la nominación del candidato republicano se viene gestando desde el inicio: al ser tantos los votos se dividen. Kasich ganó la semana pasada en su estado, Ohio, lo que lo anima a seguir, y al hacerlo sólo aumenta la probabilidad de que el magnate no obtenga los mil 237 delegados. Si nadie los obtiene, entonces el mecanismo para elegir al candidato republicano es una “convención negociada”, en la cual podría resultar electo cualquiera de los tres que logre convencer al electorado de ser la mejor opción o incluso se podría nominar a otro personaje. La particularidad de la convención negociada es que el delegado no tiene comprometido el voto, puede dárselo a cualquiera. La única manera de no llegar a la convención negociada es que Trump obtenga 55% de los delegados aún en disputa, siendo su promedio de 47%. Las opiniones sobre si Trump logrará la nominación no son unánimes, algunos aseguran que si mantiene el mismo ritmo lo logrará mientras la página política The Hill asegura que él se quedará a 100 delegados para llegar a los mil 237.

 

Sin embargo dentro del Partido Republicano hay una preocupación real de que este personaje figure en las boletas del 8 de noviembre de 2016. Este magnate no representa los ideales del partido; sus discursos contra los chinos, mexicanos y musulmanes trastocan las relaciones comerciales y de amistad. Mitt Romney, candidato republicano en 2012, llamó a la cordura y pidió no votar más por él. Para frenar las aspiraciones de Trump se creó Our Principles, un comité de acción política republicano que trata de hacer conciencia sobre el peligro de que Trump llegue a la Casa Blanca. A esto, súmele que el presidente Obama manifestó estar muy perturbado por la “retórica vulgar y divisiva” utilizada por el precandidato.

 

El Partido Republicano está en una encrucijada. Desde mi perspectiva tiene mucho que perder porque Trump no tiene ningún proyecto de país, no sabríamos qué haría de llegar a la Casa Blanca, pero si se van a un convención negociada donde se elija a otro candidato, sería probablemente un rival débil frente a una Clinton o un Sanders. Según la historia, el último candidato republicano elegido mediante este esquema fue Thomas E. Dewey, quien perdió frente a Harry S. Truman. Aunque finalmente la política estadunidense pasa por una etapa de dar sorpresas, de romper esquemas y claro de mucho estudio por parte de los politólogos, quienes tratan de entender o explicar todo lo que está sucediendo. Por lo pronto, el nombre de Trump sigue dando de qué hablar en todo el mundo.