El colorido festival de Holi que se celebra hoy en la India tiene uno de sus orígenes en una travesura del dios Krishna en el pueblo de Vrindavan, donde miles de devotos le replican ahora con un bombardeo de polvos verdes o rojos.

 

Oleadas de seguidores de Krishna, encarnación divina del gozo y del amor, penetran de manera ininterrumpida en el Bankey Bihari, el principal templo dedicado a la deidad en Vrindavan (norte), para rendirle pleitesía con cantos, rezos y mucho “gulal” o polvos de colores.

 

Como en un campo de batalla, los fieles lanzan puñados de “gulal” que estallan en el aire en dirección a la estatua de Krishna situada en un pequeño altar, y que es escoltada por varios sacerdotes, que responden arrojando a los feligreses agua tintada de rojo.