ROMA. El Papa Francisco clamó hoy contra los terroristas “seguidores de cierta religión” que profanan el nombre de Dios “para justificar su inaudita violencia”, los corruptos que se “venden en el miserable mercado de la inmoralidad” y los “ministros infieles” que no logran despojarse de sus ambiciones.
Las declaraciones del pontífice formaron parte de una larga oración que escribió y pronunció al final del rezo del Vía Crucis, junto a miles de personas congregadas en el Coliseo Romano para participar en la ceremonia más importante del Viernes Santo.
En lugar de dirigir un mensaje improvisado, el líder católico prefirió leer la larga imploración que lamentó la suerte de los cristianos perseguidos, decapitados, quemados vivos y degollados, “por las bárbaras espadas y el silencio infame”.
Francisco, con una oración, hizo referencia al significado de la cruz que, en su opinión, es al mismo tiempo “símbolo del amor divino y de la injusticia humana, icono del supremo sacrificio del amor y del extremo egoísmo por necedad de muerte”.
De este modo, identificó en la cruz de Cristo a quienes sufren penurias y a quienes les prestan auxilio, pero también a los “doctores de la muerte” que generan guerras, violencia y toda clase de problemas en el mundo.
Identificó en el crucifico a “los ministros infieles que, en vez de despojarse de sus propias ambiciones, despojan incluso a los inocentes de su propia dignidad”, en alusión a los sacerdotes que abusan de menores.
Recordó a los cristianos “asesinados, quemados vivos, degollados y decapitados por las bárbaras espadas y el silencio infame”, así como al “rostro de los niños, de las mujeres y de las personas extenuadas y amedrentadas que huyen de las guerras”.
También mencionó a “los ancianos abandonados por sus propios familiares, a los discapacitados, a los niños desnutridos y descartados por nuestra sociedad egoísta e hipócrita”.
O al “Mediterráneo y el Mar Egeo, convertidos en un insaciable cementerio, imagen -dijo- de nuestra conciencia insensible y anestesiada”.
También criticó a “los fundamentalismos y el terrorismo de los seguidores de cierta religión que profanan el nombre de Dios y lo utilizan para justificar su inaudita violencia”.
Clamó contra “los ladrones y corruptos que en vez de salvaguardar el bien común y la ética se venden en el miserable mercado de la inmoralidad” y contra los “destructores de nuestra ‘casa común’, que con egoísmo arruinan el futuro de las generaciones futuras”.
También arremetió contra quienes quieren quitar el crucifijo de los lugares públicos y excluirle de la vida pública “en nombre de un cierto paganismo laico”.
Y contra “los poderosos y los vendedores de armas que alimentan los hornos de la guerra con la sangre inocente de los hermanos”.
Papa llega a un Coliseo blindado
Minutos antes, Francisco llegó al Coliseo de Roma para presidir el Viacrucis, en el que participarán, entre otros, enfermos e inmigrantes, algunos latinoamericanos, y que este año se lleva a cabo entre fuertes medidas de seguridad.
El pontífice llegó a la aledaña colina del Palatino en torno a las 21:00 hora local para desde ahí asistir al recorrido de la cruz, que será transportada por varias personas desde el Coliseo hasta el lugar donde se encuentra el papa.
Antes de eso, la cruz se detendrá en catorce estaciones que narran la Pasión Cristo, desde el calvario hasta la crucifixión, acompañada por las palabras del cardenal Gualtiero Bassetti, arzobispo de Perugia (centro de Italia).
El purpurado intercalará sus reflexiones con pasajes del Evangelio referentes a la Pasión y abordará temas cotidianos como el sufrimiento, la pobreza, la enfermedad, la marginación o la violencia.
En la primera y la última estación la cruz será portada por el cardenal vicario de Roma, Agostino Vallini, mientras que durante el resto de pasajes será transportada por representantes de la familia, enfermos o personas procedentes de zonas en conflicto, como Siria.
Los inmigrantes tendrán un papel central, ya que, según ha informado la Oficina para las Celebraciones Litúrgicas, ellos serán los encargados de transportar la cruz durante seis estaciones.
En concreto participarán personas de nacionalidades china, rusa, paraguaya, bosnia, ecuatoriana, ugandesa, keniata, mexicana, centroafricana, estadunidense y boliviana.
En esta ocasión, las autoridades de Roma han establecido fuertes medidas de seguridad, en medio de la alerta terrorista en Europa.
Durante la jornada se ha controlado la zona con unidades de artificieros y equipos especiales antiterrorismo para garantizar la seguridad en un evento al que acuden decenas de miles de fieles católicos, turistas y curiosos.
Francisco preside ceremonia en el Vaticano
El papa Francisco presidió en la basílica de San Pedro la ceremonia de la Pasión de Cristo del Viernes Santo, un rito que comenzó con el pontífice tumbado en el suelo y orando ante el altar mayor de la basílica de San Pedro.
El pontífice, ataviado con paramentos rojos, llegó al templo vaticano en torno a las 16.55 hora local y permaneció dos minutos tumbado sobre una alfombra situada ante el altar bajo el cual se considera que están los restos del apóstol San Pedro.
La basílica de San Pedro apareció poco iluminada, para generar el clima de recogimiento y penitencia de la celebración.
En el acto, de marcada solemnidad, participan cientos de personas, entre ellas el cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede.
Se leerá la Pasión según San Juan y, acto seguido, el predicador de la Casa Pontificia, el franciscano capuchino Raniero Cantalamessa, pronunciará la homilía.
La Liturgia del Viernes Santo es la única del año en la que no hay consagración, pero sí comunión, y estará presidida por una cruz cubierta con una tela roja situada en el altar mayor del templo.
La ceremonia de la Pasión será seguida, esta tarde, por el tradicional Via Crucis en el Coliseo de Roma, un acto que comenzará a las 21.15 locales