Para los seres humanos, dormir es una necesidad tan importante como comer o tener relaciones sexuales, por ello privar a una persona del sueño puede llegar a ser utilizado como un método eficaz de tortura, explicó René Drucker Colín, investigador emérito de la UNAM que ha trabajado sobre la Neurofisiología del sueño.
El tema sale a colación en el marco de la polémica entre los abogados y esposa de Joaquín Guzmán Loera y la Secretaría de Gobernación respecto a los protocolos de seguridad que se llevan a cabo en la prisión de El Altiplano para evitar un nuevo escape del líder del Cártel de Sinaloa o del Pacífico (como ahora se le conoce).
La familia reclamaba que las autoridades penitenciarias lo despertaban cada cuatro horas para llevar a cabo el pase de lista, lo cual ya estaba afectando su salud. Sin embargo, sus abogados dieron a conocer que mediante un amparo consiguieron cambiar los horarios de pase de lista, de manera que el capo ya puede dormir hasta cinco horas con 40 minutos cada noche.
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“Yo creo que es un método de tortura porque es muy molesto que no te dejen dormir: te pones de mal humor, muy irritable. Todas estas conductas anormales generan una conducta inapropiada si estás en una sociedad, si estás en la cárcel el único afectado es el sujeto; y sí es una tortura porque el sueño es una de las funciones vitales del organismo: comer, dormir o procrear son situaciones biológicas que hay que preservar de la manera más normal posible para funcionar bien”, explicó el también secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación de la CDMX.
Sobre el tema, Drucker Colín explicó, que en promedio, entre 60% y 70% de los mexicanos duermen de siete a ocho horas diarias (la cantidad necesaria depende de cada organismo). Mencionó que si bien el tiempo no es tan importante como la calidad del sueño, privar del sueño a una persona durante varios días puede generar cambios en su conducta.
“Si pasa un tiempo extendido sin dormir genera alteraciones: la gente se vuelve muy inquieta y excitable, cada vez más agresiva con la privación del sueño total. Investigaciones que dejan sin dormir a la gente de tres a seis días observan que conforme pasa el tiempo sin que duerman, las personas se vuelven muy irritables”, explicó.
Sueño de calidad
Por ejemplo despertar con frecuencia a una persona le impide tener un sueño de calidad y a su vez descansar adecuadamente; esto le impide terminar cada una de las etapas por las cuales debemos atravesar cuando dormimos: la vigilia (el tiempo que pasa hasta conciliar el sueño) y luego tres fases más durante las cuales aparece hasta cuatro veces en la noche una etapa llamada Movimiento Ocular Rápido (MOR) -también conocido como sueño REM- durante la cual soñamos.
“Cada 90 minutos tiene un periodo de fase MOR, son cuatro periodos en la noche y duran entre 20 y 30 minutos. En la gente normal (estas fases) se distribuyen perfectamente bien durante la noche, hay un ritmo entre cada periodo de sueño MOR. Si te despiertan o te despiertas, no puedes tener ese ciclo normal, duermes mal y te sientes mal (…) Puede afectar tu juicio, ya no respondes igual. Los cambios de horario también afectan”.
Por ejemplo, para que pilotos y sobrecargos puedan desempeñar sus labores al 100%, los especialistas recomiendan de seis a ocho horas de sueño previas a un vuelo, así como un descanso posterior que dependerá del itinerario de la tripulación.
“No es lo mismo un vuelo de México a Cancún que a Madrid. Lo recomendable es un descanso de ocho horas previas al vuelo, en promedio, aunque esto varía mucho”, indicó por su parte Bertha Rodríguez, doctora especialista en medicina aeronáutica.
Aunado a las variaciones de horarios, la especialista subrayó que las tripulaciones deben enfrentar muchas veces las alteraciones al ritmo circadiano de sus cuerpos, es decir, el reloj biológico, ya que en vuelos transoceánicos, sobre todo, se padecen los cambios de usos horarios.