BOGOTÁ. El Ejército de Liberación Nacional (ELN), que surge bajo la influencia de la revolución cubana, acordó hoy negociar una salida política negociada después de 50 años de buscar la toma del poder por la vía de la lucha armada y estar en la lista de grupos terroristas de Estados Unidos y Europa.
Las conversaciones se desarrollarán en Quito, Venezuela, Chile, Brasil y Cuba, países que actuarán como garantes, junto a Noruega, indicó Pearl en la sede la Cancillería venezolana en Caracas.
El anuncio de los diálogos de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos, y el ELN, se hizo este miércoles en la cancillería de Venezuela, por parte de los voceros oficiales y el grupo rebelde.
El ELN es la segunda fuerza insurgente que opera en Colombia, después de las Fuerzas Armadas Revolucionarios de Colombia (FARC), y en la actualidad tiene cerca de dos mil hombres y mujeres en armas, así como una importante red de milicianos y colaboradores en los centros urbanos.
El 7 de enero de 1965, con la conocida toma guerrillera del municipio de Simacota, en el departamento de Santander, en el nororiente de Colombia, por parte de 16 hombres, liderados por Fabio Vásquez Castaño, se dio a conocer el ELN, como un grupo guerrillero, de tendencia procubana.
La creación del ELN se da a mediados de 1964, pero su primera acción militar se produjo el 7 de enero de 1965, cuando el grupo toma la guarnición policial de Simacota, Vásquez Castaño lee la proclama que informa a los colombianos sobre las intenciones de tomar el poder por la vía de las armas.
Ese nacimiento tuvo claras influencias culturales y políticas de los hechos históricos ocurridos un lustro atrás en Cuba, donde Fidel Castro y Ernesto Guevara, hicieron méritos para convertir su gesta en un mito que se regó como pólvora en América Latina.
“Venimos a defender la revolución Cubana, porque es hermana gemela de la lucha colombiana”, decía un grupo compuesto por estudiantes que viajaron a La Habana.
Claro está que ese discurso procubano sería pronto influenciado por otro viento liberador que soplo en esta parte del mundo, y que se conoce como la teología de la Liberación.
Más allá de la discusión teórica sobre la validez de esta nueva interpretación del evangelio, es evidente que el ELN, al igual que otros grupos en el continente, recibió el oxígeno que avivó su llama del espíritu combativo de religiosos que abandonaron la sotana y asumieron el fusil como una opción de justicia social.
Basta recordar que el sacerdote español Manuel Pérez, fue uno de los hombres más buscados en la década del 90 por las autoridades colombianas.
Pérez Fue el líder del ELN hasta mediados del decenio y encabezó una política anti imperialista que ‘adornó’ con la voladura de oleoductos que transportaban petróleo extraído por las multinacionales.
Murió de una grave enfermedad y fue sucedido por Nicolás Rodríguez Bautista, quien fue uno de los 16 fundadores del movimiento, y quien le dio una nueva dinámica a las posibilidades de llegar a un acuerdo de paz con el gobierno colombiano.
Sin embargo, en el corazón y el pensamiento del ELN hay una huella indeleble de un hombre que marcó su sino ideológico y que, en su momento, fue un transformador de la sociedad colombiana.
Se trata del sacerdote Camilo Torres Restrepo, un joven religioso de familia acomodada nacido en 1929, quien fue un brillante sociólogo y politólogo que marcó un hito en la historia contemporánea de Colombia, por su posición de izquierda y fundamentalmente, porque reivindicó los derechos de los más necesitados.
El cura Camilo Torres, es el principal símbolo de la lucha del ELN, su labor popular es recordada por su concepción de vida más allá de una propuesta armada, pues incluso pocas semanas después de su ingreso definitivo a las filas guerrilleras cayó abatido en un combate en el departamento de Santander en febrero de 1966.
El religioso rebelde abrazó fervientemente el sacerdocio y se apasionó por la concepción cristiana del amor como entrega al prójimo, postura desde la cual dio vía libre a su afán revolucionario.
El sacerdote, nacido en Bogotá, es considerado por los historiadores colombianos como el más “esclarecido precursor de la Teología de la Liberación“.
Su relación con el ELN fue muy corta, pero su concepción revolucionaria marcó profundamente a este grupo que particularmente nació con tendencia castrista y promulgó el concepto del foquismo en la guerra de Ernesto Che Guevara.
Años después de la muerte de Camilo Torres, el grupo guerrillero siguió recibiendo en sus filas a sacerdotes que acataron los llamados a las armas, como el cura español Manuel Pérez, quien llegó a ser el máximo jefe del grupo.
Unos 50 años después la comandancia central del ELN, decidió apostar desde este 30 de marzo a negociar con el gobierno de Santos para convertirse en movimiento político legal y avanzar hacia una paz sólida que deje atrás el horror de la guerra, que ha dejado cerca de 300 mil muertos y más de 7.5 millones de víctimas. (Con información de EFE y Notimex)