En cualquier momento, el Banco de México (Banxico) presentará sus resultados contables de 2015. Se calcula que cuenta con 300 mil millones de pesos en remanentes para entregar a la Secretaría de Hacienda, y una proporción de estos se utilizaría para capitalizar a Petróleos Mexicanos (Pemex). Estos remanentes son la ganancia o pérdida que obtiene Banxico al operar con tipos de cambio, pues el organismo compra y vende dólares como si fuese una enorme casa de cambio. Al depreciarse en promedio más de 19% el tipo de cambio el año pasado, el Banxico tuvo una operación continua de “venta de dólares” y un excedente de pesos que se estima en esos 300 mil millones de pesos, lo que se le denomina “remanente de operación”.
Una vez anunciada la reestructura de Pemex y el recorte a su presupuesto, el gobierno podría destinar una parte significativa del remanente para fortalecer la posición financiera de Pemex, asegurar su viabilidad financiera y operativa y apoyar el pago a proveedores. Sin embargo, la dependencia a cargo de Luis Videgaray debe estar consciente de que estos recursos no son recurrentes todos los años.
Hay que recordar que durante enero, la deuda del sector público creció en 117 mil 100 millones de pesos, equivalentes a 88% del recorte al gasto que anunció en febrero el gobierno federal.
La acción coordinada entre el Banxico y Hacienda del pasado 17 de febrero ha dado buenos resultados. El tipo de cambio se ha apreciado y se ubica por ahora debajo de 18.0 pesos por dólar; un segundo recorte en el gasto; el alza de medio punto en la tasa de referencia del Banxico a un día y la sustitución de las subastas de dólares por intervenciones discrecionales, comprueba que la coordinación de políticas fiscales con las monetarias suele resultar más eficaz. En adelante, la pregunta clave es si el mercado interno pudiera continuar como el motor del crecimiento de nuestra economía.
El paquete de apoyo crediticio por 15 mil millones de pesos que otorgó la banca de desarrollo a Pemex es sólo 10% del problema de cartera vencida. Si bien intenta atender a los proveedores pymes, que representan un número importante y cuyos programas no están resolviendo el fondo del problema. Ahora la capitalización de Pemex es un tema prioritario.
Bajar precios de la gasolina o tarifas eléctricas para justificar las reformas refleja un buen punto para la sociedad, pero debe mejorarse la estructura financiera y operativa de la institución. No sirve de mucho mantener finanzas públicas ‘sanas’ a nivel del gobierno federal, si esta salud se recarga en la ineficiencia o en los proveedores de estas entidades y empresas, sobre todo las pymes, que actualmente viven momentos complicados y cuyos apoyos tardan mucho en fluir.
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