PARÍS. El presidente de Francia, François Hollande, se vio obligado a enterrar la reforma constitucional antiterrorista anunciada tras los ataques yihadistas de mediados de noviembre en París ante la falta de consenso parlamentario.
En una comparecencia de apenas cinco minutos, y tras haberse reunido con los máximos representantes de la Asamblea Nacional y el Senado, el socialista Claude Bartolone y el conservador Gérard Larcher, respectivamente, admitió que no vislumbraba un compromiso y decidió dar por cerrado el debate.
“Constato también que una parte de la oposición es hostil a toda revisión constitucional, sea sobre el estado de emergencia o incluso sobre la independencia de la magistratura. Deploro profundamente esta actitud, porque en las actuales circunstancias, que son graves, debemos hacer todo para evitar las divisiones”, dijo.
La reforma fue avanzada el 16 de noviembre, apenas tres días después de los atentados en la capital y en la periférica Saint-Denis que se cobraron 130 muertos y más de 300 heridos.
En un discurso ante las dos cámaras legislativas en Versalles, Hollande prometió una “guerra sin tregua” contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) tanto desde el punto de vista legislativo como logístico, con un incremento de los efectivos de seguridad.
La reforma se componía de dos puntos: el primero contenía las condiciones en que podrá decretarse el estado de emergencia en Francia y el segundo, el más polémico, fijaba las reglas bajo las cuales una persona puede ser despojada de la nacionalidad francesa en caso de ser condenada por terrorismo.
Hace cuatro meses su intervención fue aplaudida por la mayoría de los parlamentarios, pero en estos momentos, lamentó, la situación ha cambiado.
La semana pasada, los senadores apostaron por despojar de la nacionalidad solo a los binacionales para no crear apátridas, mientras que la Asamblea Nacional amplió esa posibilidad a todos los franceses para evitar discriminaciones.
Hollande, al que la última encuesta del instituto demoscópico Odoxa le otorga apenas un 18% de aprobación, maquilló esta derrota política asegurando que su compromiso para garantizar la seguridad del país se mantiene intacto.
En su propio campo, el anuncio fue seguido de un “mea culpa” parcial: “Pedimos perdón a los franceses. No hemos sabido convencer a la derecha (…) de formar parte de la unión nacional para reforzar nuestra normativa en la lucha antiterrorista”, dijo el primer secretario del Partido Socialista (PS), Jean-Christophe Cambadélis.