PARÍS. La justicia francesa autorizó hoy a quedarse en Francia al niño de 8 años y natural de las Islas Comoras, en el Índico, retenido solo en un aeropuerto de París desde hace 10 días por intentar entrar en Francia con el pasaporte francés de su primo, informó la asociación de asistencia a menores Anafé.

 

El menor, recluido junto con adultos en una zona de espera del aeropuerto Roissy Charles-de-Gaulle destinado a quienes intentan entrar ilegalmente en Francia, obtuvo el permiso de residencia del juez de las libertades y la detención de Bobigny, al norte de París.

 

El magistrado estimó que devolverle a las Islas Comoras no ofrecía garantías para la seguridad del niño, pues su madre no podía hacerse cargo de él, agregó esa asociación.

 

Ahora la fiscalía deberá decidir quién queda a cargo del menor, al que su madre embarcó con el pasaporte falso de su primo francés en un avión de Air France el pasado día 21 con destino a París, a 8.000 kilómetros de distancia del archipiélago del Índico.

 

El plan de su progenitora era que el chico fuera recogido por su tía, instalada en la región parisina, quien se ocuparía de él en su nueva vida.

 

Pero las autoridades, al detectar que el menor viajaba con documentos de otra persona, le confinaron en el aeropuerto.

 

El pasado viernes, el tribunal francés que debía decidir sobre las condiciones de retención del menor estipuló que permaneciera recluido en ese lugar “en interés de su propia protección” hasta que se aclarase cuál sería su destino.

 

La legislación francesa estipula que adultos y menores sin papeles en regla pueden permanecer retenidos durante 20 días hasta que se determine si se les admite en el país o se les deporta.

 

La situación del menor indignó a asociaciones de defensa de los niños como La Voix de L’Enfant, que ha señalado que “nada puede justificar la detención de un niño de 8 años”.

 

Esa asociación acusó a Francia de violar la convención de la ONU sobre los derechos de los niños, que subraya que la retención de menores debe ser una medida extrema y que, en todo caso, deben estar separados de los adultos y en contacto con sus familiares.

 

“Para un niño, es una prisión. Hay otras soluciones. Debemos poner fin a la detención de menores”, declaró en “Europe 1” su abogada, Catherine Daoud, quien denunció que en 2014 se retuvo en salas de espera a 259 menores que viajaban sin acompañante adulto.