Como las anteriores, hay varias preguntas similares que ponen en entredicho el gozo que, se supone, debe generar en el público el ver en acción en la pantalla grande a estas figuras, más grandes que la vida misma, y que presuntamente deberían ser modelos a seguir por chicos y grandes.
Desde los viejos seriales televisivos de Superman, con George Reeves como protagonista hasta pasar por ese homenaje a lo kitsch y absurdo que fue la serie sesentera de Batman, con Adam West como un regordete Hombre Murciélago, o la serie de los 70 en la que Lynda Carter demostró porque era la Mujer Maravilla, los superhéroes han ido evolucionando y adaptándose a su época y entorno, al momento histórico en que se desarrolla una sociedad que cada vez se vuelve más cínica, más oscura, más egoísta y sin ejemplos a seguir.
Si bien esto no es nuevo (el escritor Frank Miller, por ejemplo, cambió para siempre el concepto de Batman a mediados de los años 80, con su visión más oscura y gótica de Bruce Wayne), la realidad es que -al menos en el cine y hasta hace menos de una década- los superhéroes eran seres “de luz” en los que la humanidad se podía apoyar para ser rescatada justamente de esa condición, la humana.
Así están como ejemplos el Superman de Christopher Reeve, los diferentes Batman (Burton, Schumacher), el Spider-Man de Sam Raimi o, más recientemente (en el mundo televisivo), series como The Flash o Supergirl. Todos ellos, básicamente, son seres brillantes, buenos, que anteponen el interés colectivo al individual y con los que uno se puede identificar fácilmente.
Por ello, la visión que le ha dado Zack Snyder al cine desde Hombre de Acero y ahora con Batman vs Superman, es la de superhéroes que sabemos que son eso, heroicos, pero que no vemos que lo sean. Superman le rompe el cuello a su enemigo, Batman dispara y asesina, los Avengers causan una brutal destrucción en Nueva York (todos ellos dejando miles de víctimas a su paso) y simplemente parece que no les importa. Han dejado de ser superiores -al menos moralmente- y se han convertido en un espejo de la sociedad en la que vivimos y la doble moral humana.