man of steelDurante la última semana, un debate en particular se ha desatado a través de redes sociales y diversos foros de internet, como consecuencia del estreno de la película Batman vs Superman: ¿son todavía unos verdaderos superhéroes los dos personajes protagonistas del filme? ¿La excesiva violencia mostrada por ambos no los convierte más bien en seres similares a los villanos contra los que se supone que deben luchar?

 
Como las anteriores, hay varias preguntas similares que ponen en entredicho el gozo que, se supone, debe generar en el público el ver en acción en la pantalla grande a estas figuras, más grandes que la vida misma, y que presuntamente deberían ser modelos a seguir por chicos y grandes.

 

Pero parece que los superhéroes tradicionales han muerto. Lejanos se ven ya aquellos primeros comics en los que personajes como Superman, Batman o el Capitán Marvel personificaban a los mejores valores del ser humano: justicia, honestidad, verdad, amor por el prójimo y un larguísimo etcétera.

 

Desde los viejos seriales televisivos de Superman, con George Reeves como protagonista hasta pasar por ese homenaje a lo kitsch y absurdo que fue la serie sesentera de Batman, con Adam West como un regordete Hombre Murciélago, o la serie de los 70 en la que Lynda Carter demostró porque era la Mujer Maravilla, los superhéroes han ido evolucionando y adaptándose a su época y entorno, al momento histórico en que se desarrolla una sociedad que cada vez se vuelve más cínica, más oscura, más egoísta y sin ejemplos a seguir.

 

Largo y complicado sería hacer un análisis de cómo cada superhéroe ha ido cambiando a lo largo de los años, no importa si surgieron de DC, Marvel o cualquier otro lado. El punto es que la personalidad de estos seres que son superiores (tanto por tener superpoderes, algunos, o por su astucia y destreza mental y física) cada vez es más oscura, más compleja, menos superior y cada vez más… humana.

 

Si bien esto no es nuevo (el escritor Frank Miller, por ejemplo, cambió para siempre el concepto de Batman a mediados de los años 80, con su visión más oscura y gótica de Bruce Wayne), la realidad es que -al menos en el cine y hasta hace menos de una década- los superhéroes eran seres “de luz” en los que la humanidad se podía apoyar para ser rescatada justamente de esa condición, la humana.

 

Así están como ejemplos el Superman de Christopher Reeve, los diferentes Batman (Burton, Schumacher), el Spider-Man de Sam Raimi o, más recientemente (en el mundo televisivo), series como The Flash o Supergirl. Todos ellos, básicamente, son seres brillantes, buenos, que anteponen el interés colectivo al individual y con los que uno se puede identificar fácilmente.

 

Pero a raíz de eventos como los ataques terroristas en Nueva york en 2001, y el cambio en la mentalidad estadunidense, cintas como X-Men y sus secuelas, o la trilogía del Caballero de la Noche de Christopher Nolan (quien retoma el concepto oscuro del Batman de Miller), la tendencia es “humanizar” a los superhéroes… con todo lo que ello implica.

 

Por ello, la visión que le ha dado Zack Snyder al cine desde Hombre de Acero y ahora con Batman vs Superman, es la de superhéroes que sabemos que son eso, heroicos, pero que no vemos que lo sean. Superman le rompe el cuello a su enemigo, Batman dispara y asesina, los Avengers causan una brutal destrucción en Nueva York (todos ellos dejando miles de víctimas a su paso) y simplemente parece que no les importa. Han dejado de ser superiores -al menos moralmente­- y se han convertido en un espejo de la sociedad en la que vivimos y la doble moral humana.

 

Lástima, porque los niños de ahora no tienen un ejemplo a seguir en cuanto a moralidad y buenos principios, pues lo único a lo que son expuestos es a destrucción injustificada y personalidades un tanto bipolares de quienes deberían ser sus ídolos. Para los adultos que crecimos con otra imagen de lo que un superhéroe debe ser, ha sido un duro despertar al hecho de que, nos guste o no, esos seres ya no existen. Los superhéroes han dejado de serlo. Murieron el día que se convirtieron en humanos.