BRASILIA. La crisis brasileña se adentró en una nueva y confusa fase, con la decisión de un juez de la Corte Suprema que ordenó tramitar un juicio político contra el vicepresidente Michel Temer, tal como ya ocurre con la mandataria Dilma Rousseff.
La decisión fue adoptada por el magistrado Marco Aurelio Mello mediante una medida cautelar, que aún puede ser apelada pero que de momento deja a los dos más altos cargos de la República al borde de responder a sendos juicios con fines de destitución.
Temer es el segundo en esa línea y ahora pudiera ser destituido junto con Rousseff, pero el tercero es el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, quien responde a un proceso en la Corte Suprema por corrupción asociada al escándalo de Petrobras.
El cuarto sería el presidente del Senado, Renán Calheiros, pero también es investigado por la corrupción petrolera, lo que pudiera dejarlo en la cuneta y abrir las puertas para una transición, con el presidente del Supremo, Ricardo Lewandowski, al frente del país.
El magistrado Mello aceptó una demanda presentada por el abogado Mariel Márley Marra, que presentó la acción contra Temer el pasado diciembre ante la Cámara de Diputados, que ese mismo mes aceptó iniciar los trámites para el posible juicio a Rousseff pero negó la denuncia contra el vicepresidente.
Según esa acción, Temer habría incurrido en el mismo “delito de responsabilidad” que Rousseff al firmar algunos de los decretos que facilitaron unas maniobras contables para maquillar los resultados del gobierno en los últimos dos años.
Temer tiene las relaciones con la mandataria congeladas, sobre todo después de que el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que él preside, anunció la semana pasada su ruptura con el gobierno.