ATENAS. La crisis de los refugiados es la “peor catástrofe humanitaria desde la II Guerra Mundial”, dijo hoy el papa en su viaje a la isla griega de Lesbos, una visita que calificó de “triste”.
“Este es un viaje un poco diferente de los otros. Está caracterizado por la tristeza”, dijo el pontífice durante el vuelo que le llevó desde Roma, informó el diario italiano La Stampa.
En el saludo a los medios de comunicación que le acompañaban en el avión, el papa Francisco recordó que “en los viajes apostólicos hay muchos encuentros, pero este es un viaje marcado por la tristeza, un viaje triste”.
“Vamos a encontrarnos con la catástrofe humanitaria mayor desde la II Guerra Mundial”, dijo gráficamente el papa argentino.
“Veremos a tanta gente que sufre -continuó Francisco- que está obligada a huir y no sabe adónde ir. Vamos a visitar también un cementerio en el mar, donde se ha ahogado tanta gente.”
“Esto no lo digo por amargar, sino para que vuestro trabajo de hoy pueda transmitir en vuestros medios el estado de ánimo con el que hago este viaje”, afirmó el papa, que regresará a primera hora de la tarde a Roma.
Francisco reclama al mundo prestar atención
El papa pidió que preste atención a la tragedia y desesperación que padecen los refugiados y responda de forma “digna” ante esta situación.
“He venido aquí con mis hermanos, el patriarca Bartolomé y el arzobispo Jerónimo, sencillamente para estar con vosotros y escuchar vuestras historias. Hemos venido para atraer la atención del mundo ante esta grave crisis humanitaria y para implorar la solución de la misma”, dijo Francisco en el campo de refugiados de Moria, en Lesbos.
Durante su visita, muchos refugiados, sobre todo niños, se acercaron al papa y le relataron sus dramas. Algunos de ellos rompieron en sollozos y le pidieron ayuda o bendición.
“Esperamos que el mundo preste atención a estas situaciones de necesidad trágica y verdaderamente desesperadas, y responda de un modo digno de nuestra humanidad común”, añadió.
Saludo a tres mil refugiados
Francisco, quien antes de pronunciar estas palabras saludó personalmente a muchos de los 3.000 refugiados atrapados en este campamento en espera de conocer su destino, le intentó trasmitir un mensaje de esperanza.
Confió en que se impondrán los buenos samaritanos, que ayuden con esa “fraternidad, solidaridad y respeto por la dignidad humana, que los ha distinguido a lo largo de la historia”.
Esperanza de cambio
Por su parte, el arzobispo de Atenas y toda Grecia, Jerónimo II, expresó su esperanza en que desde Lesbos pueda comenzar hoy un movimiento internacional que sirva para que los que “tienen el destino de las naciones en sus manos cambien el curso actual”.
Y que hagan “volver la paz y la seguridad a cada hogar, cada familia y cada ciudadano”, agregó.
“Desgraciadamente no es la primera vez que denunciamos las políticas que han llevado a las personas a esta situación. Nosotros actuaremos hasta que acabe la aberración y el desprecio al ser humano”, añadió Jerónimo durante su discurso.
“Bancarrota” de la humanidad
El líder de la iglesia ortodoxa griega, Bartolomé, expresó a su turno que todo el que ve la mirada de los niños en el campamento de Moria pueden entender la “bancarrota” de la humanidad.
Se refirió así a quienes ven en los refugiados un peligro potencial para su seguridad.
“Los que tienen miedo de vosotros, no os han mirado a los ojos. Los que os tienen miedo no han visto vuestros rostros. Los que os tienen miedo no han visto vuestros hijos”, dijo el patriarca de Constantinopla.
Añadió que los que muestran temor olvidan que “la dignidad y la libertad trascienden el miedo y la división y que la migración no es una cuestión que afecta a Oriente Medio, el norte de África, Europa y Grecia, sino a todo el mundo”.
El mundo será juzgado por el trato que ha dado a los refugiados y “todos seremos responsabilizados por la forma en que hemos respondido a esta crisis”, aseveró.
El Mediterráneo no debería ser una tumba, sino hacer honor a su nombre ‘Mare Nostrum’ y ser un lugar de paz, concluyó el patriarca.