Seis horas después de iniciada la votación, la suerte de la actual mandataria brasileña parecía cantada. Una mayoría de diputados brasileños dejó a Dilma Rousseff cerca de su destitución, después de que la oposición lograra por más de dos tercios de los votos parlamentarios la apertura de un juicio político contra la presidenta. A 36 votos para que finalizara la votación un total de 513 diputados logró los 342 sufragios necesarios para abrir el proceso.
El gobierno lograba apenas 127 votos, lo que revela la limitada base política de Rousseff en la cámara baja, mientras se registraban seis abstenciones.
La presidenta Rousseff, acusada de incumplir la ley en el manejo de las cuentas públicas de 2014 y 2015, permanecerá en el cargo hasta que el Senado, la siguiente y definitiva instancia en el juicio político, apruebe o rechace en las próximas semanas el proceso.
“Cuanta honra me reservó el destino para dar este grito en nombre de todos los brasileños”, dijo el diputado Bruno Araújo, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), al anunciar el voto que le garantizó la victoria a la oposición.
En medio del alborozo y las lágrimas de algunos diputados del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), la votación continuó en medio del festejo opositor, que se replicaba en las calles de decenas de ciudades del país, en las que el resultado fue seguido por fuegos artificiales y el mismo grito: “Fuera Dilma”.
El próximo paso del proceso estará en manos del Senado, que a partir del martes iniciará los trámites para decidir si se abre el juicio político contra Rousseff, lo cual puede ser definido en unos veinte días.
Si el pleno del Senado respalda la posición de la Cámara de Diputados, Rousseff será sometida a un juicio político con fines de destitución y deberá separarse del cargo durante un plazo de 180 días, que será el tiempo que tendrá la Cámara Alta para el proceso.