Y si en México vivimos en el futbolero mundo donde todo es posible, por qué en España no, por qué en Inglaterra no.

 

Todos creímos capaces al Atlético de Madrid así como a su blanco vecino de ganar tres partidos consecutivos, lo que nunca estuvo en la órbita de nadie, ni del más creyente colchonero o merengue, fue que el Barcelona perdiera tres duelos consecutivos jugándose además, dos de ellos en casa.

 

Y todo comenzó con el viaje sin retorno de su máximo exponente. ¿Y qué será?, que la magia que acompañaba al grupo haya decidido partir con el holandés, o que el mismo se la llevó con tal de no quedarse solo. Porque sólo así podríamos darle sentido al estado actual del equipo blaugrana. Claro está que el momento que vive Messi no es el más pleno que hayamos visto, pero más claro aún que este equipo era capaz de jugar y de ganar sin el argentino.

 

Si nos dejamos llevar por las inercias tendríamos que pensar en otro lugar para el trofeo que no sea la vitrina del Barca, sin embargo todo puede suceder en un cierre en el que habríamos de estar agradecidos con los tres involucrados por mantener esta liga más viva que nunca.

 

Tan viva como la gigantesca interrogante que se estaciona todos los semestres en Cruz Azul sin importar la época o etapa del torneo.

 

Tres juegos sin ganar y los mismos tres sin lograr marcar un gol nos dan herramientas suficientes para pensar que alguien le ha abierto las puertas a los fantasmas celestes que sin importarles lo que está en juego, hacen siempre acto de presencia.

 

Y si bien la forma de jugar no desentona, si lo hacen las frases de su gente: Tomás Boy, por ejemplo, que se queja del festejo de Zubeldía, o bien la de Vicente Matías Vuosso estableciendo que el mismo Boy lo hace sentir como un “pendejo” al salir a calentar. Dice que siente “la peor miseria del mundo” por no estar considerado por su entrenador.

 

El caso es que  Cruz Azul vuelve a su estado natural cuando se trata de ratificar el momento de plenitud: Lleno de dudas, de polémicas,  de inestabilidad, de derrotas y de historias con finales impensados.

 

Volvemos a la maravillosa Liga mexicana donde todo es posible, donde la tierra es de nadie y donde nadie es capaz de establecer o mantener su estado futbolístico y mental hasta el último silbatazo, y aunque Monterrey pisa firme, nada nos hace pensar que ganará la carrera de punta a punta tal y como está por lograrlo Leicester City escribiendo una de las páginas románticas del futbol mundial donde no merece otro final más que el de la coronación de una temporada digna del recuerdo y que dejará lecciones a todos los que a golpe de chequera buscan establecer métodos de victoria.