El abasto de combustibles de ultrabajo azufre a la zona centro del país por parte de Pemex tardará entre dos y tres años, en tanto concluye la reconfiguración de la Refinería de Tula para producir gasolinas y diésel más limpios.
Si bien existe una Norma Oficial Emergente (NOM-EM-005-CRE-2015) recién aprobada para regir la calidad de los combustibles que se producen y distribuyen en el país, en noviembre pasado el secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, dijo que la modernización de esa planta para producir gasolinas limpias llevaría tiempo.
Dicha norma, que sustituye a la Norma Oficial Mexicana (NOM) 086, emitida en enero de 2006, establece que al menos el diésel que utiliza el transporte público en 11 corredores, entre los que se incluye la capital del país, debe tener un contenido de azufre equivalente a 15 partes por millón, desde un nivel de 500 partes por millón autorizado antes de 2006.
La Norma Emergente “aplica en todo el territorio nacional a las gasolinas, turbosina, diésel automotriz, diésel agrícola y marino, diésel industrial, combustóleo, gasóleo doméstico, gas avión, gasolina de llenado inicial, combustóleo intermedio y gas LP en toda la cadena de producción y suministro”, explica el documento.
Sin embargo, apenas en octubre pasado el Consejo de Pemex aprobó el programa de reconfiguración de la refinería de Tula para producir gasolinas de ultrabajo azufre. “Estimamos que será una cuestión de dos a tres años que podamos estar ya produciendo ese tipo de combustibles”, dijo en su momento el titular de la Sener.