QUITO. Donde antes se gritaban goles, hoy funciona el Centro de Operaciones de Emergencias (COE). El estadio de fútbol Maximiliano Puerta de Pedernales, epicentro del potente sismo del sábado en Ecuador, recibe féretros que se amontonan bajo el sol abrasador mientras en carpas improvisadas por el personal médico que atiende a heridos.
Las primeras 24 horas después del terremoto de 7.8 fueron las más caóticas para el personal sanitario que asiste que debió acostar a los pacientes sobre el césped e incluso habilitó un helipuerto en mitad de la cancha para trasladar a los más graves a hospitales cercanos.
Cuatro días después del terremoto, rescatistas mantienen la esperanza de hallar con vida a gente a la que buscan entre los hierros retorcidos y las ruinas de construcciones. Pedernales es una de las zonas más afectadas por el terremoto del que ya se han reportado 541 réplicas.
Las dos réplicas de la madrugada de ayer de magnitud 6.1 y la de 6.3, dos minutos después, volvieron a alterar los nervios de quienes se encuentran en la zona.
El terremoto, uno de los más fuertes de la historia del país andino, ha dejado alrededor de medio millar de fallecidos, más de cuatro mil heridos y decenas de desaparecidos.
El responsable para Asuntos Humanitarios de la ONU, Stephen O’Brien, destacó las “devastadoras consecuencias” del terremoto registrado en Ecuador y dijo que tiene intención de utilizar el fondo para respuesta a emergencias de la organización para apoyar al país. El presidente Rafael Correa, reveló que analiza la posibilidad de colocar bonos en el mercado internacional en busca de recursos para afrontar las consecuencias.