Pese a la inseguridad y la violencia, los habitantes de México encuentran la forma de mantener su estado de ánimo en niveles óptimos, aseguró Alejandro Gertz Manero, doctor en Derecho y ex secretario de Seguridad Pública federal.
“Los mexicanos somos felices, pero no estamos contentos con muchas cosas que pasan en el país. Eso quiere decir que tenemos una autoestima mejor de la que parece, pese a estamos rodeados de una estructura que nos daña cada vez más y que parece que no tiene fin”, comentó Gertz Manero durante la presentación de su libro Psicoanálisis. La gran alternativa.
De acuerdo con el último dato de Bienestar Autorreportado, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que reporta el nivel de satisfacción con la vida, los mexicanos consideran que sus actividades y su entorno tiene una calificación de ocho en una escala del uno al 10.
Ruth Axelrod, presidenta de la Asociación Nacional Psicoanalítica Mexicana, en el libro, Gertz Manero destaca “el dolor de vivir como mexicanos”, que provoca una falta de armonía social.
“El autor divide en nueve puntos este dolor: la dieta equivocada, un sistema educativo ineficiente, altísimo porcentaje de delitos que, además, quedan impunes; la corrupción en la vida pública; violencia y criminalidad desmedida”, comentó.
Los otros cuatro puntos son la repartición injusta de la riqueza nacional, el desorden en el manejo de los impuestos, el alto endeudamiento del país y un bajo crecimiento económico, así como un sistema político ineficiente, aseguró Axelrod.
Para Gertz Manero, el botón de muestra de las estructuras dañinas al interior del país es la impunidad, pues señaló que, de acuerdo con datos del INEGI, cada año se comenten 33 millones de delitos, de los que se denuncian 1.5 millones y se castigan 190 mil. “No habría impunidad sin corrupción. Es clarísimo”, afirmó.
Por su parte, Guadalupe Águila Medina, profesora emérita de la Universidad de Las Américas. “Sobra decir que la corrupción y la impunidad son variables indiscutibles en la patología social de nuestro país”, que pueden ser solucionadas a través del psicoanálisis de manera parcial, como lo propone el autor.
Abundó que de acuerdo con el libro, una tarea pendiente es llevar al psicoanálisis a la sociedad, “para lo cual es necesario convertirlo en un verdadero movimiento colectivo que eduque y fortalezca a toda la comunidad desde su nacimiento”, pues se estimularía la salud mental y una convivencia social armónica basada en la justicia y los derechos humanos, afirmó.