La Basílica del Santo Sepulcro de Jerusalén albergó hoy de la Ceremonia del Fuego Sagrado, en la que participaron miles de personas y que, según el rito de los cristianos ortodoxos, conmemora la víspera de la Resurrección de Cristo.
Como marca la tradición el patriarca de la Iglesia Ortodoxa, Teófilos III, la más numerosa de Tierra Santa, entró en la tumba, rezó una plegaria acompañada por cánticos de los feligreses y recibió en una lámpara de aceite la “llama sagrada” que “desciende” del cielo.
Los creyentes consideran que el fuego se enciende en el interior de la Basílica gracias a un milagro que se repite cada año.
Posteriormente, los devotos que inundan el recinto sagrado se pasaron el fuego de unos a otros en una ceremonia que se celebra bajo estrictas medidas de seguridad para evitar riesgos.
Los creyentes portan el fuego en velas en un rito anual que data del siglo IV y que simboliza la resurrección de Cristo.
El Santo Sepulcro sólo cuenta con una puerta principal, lo que supone un importante peligro en caso de incendio para los centenares de feligreses que siguen la ceremonia en el interior del recinto.
En virtud del “statu quo” que regula quién puede hacer qué y cómo en el lugar más sagrado para el cristianismo, el patriarca armenio, el primer pueblo que adoptó el cristianismo como religión de Estado en el año 301, acompaña al líder de la Iglesia ortodoxa al recibir la llama.
Los dignatarios religiosos encienden con la llama las velas de los feligreses, que luego viaja a distintos puntos del planeta tras pasar por las casas de creyentes palestinos en Jerusalén.
La portavoz de la Policía israelí Luba Samri informó de que más de un millar de agentes del orden y miembros de la Guardia de Fronteras controlaron hoy los principales accesos a la ciudad vieja de Jerusalén a fin de permitir que el acto se desarrollara sin incidentes y, al mismo tiempo, garantizar la seguridad de los asistentes.
Los participantes en la ceremonia en el interior y la plaza de la Basílica son en su gran mayoría peregrinos, mientras que los palestinos cristianos principalmente de Jerusalén, lo ven casi en su mayoría desde la azotea del cercano Patriarcado Ortodoxo.