El presidente de Ecuador, Rafael Correa, anunció la venta de activos como el Banco del Pacífico para tener liquidez que permita reconstruir las zonas devastadas por el terremoto del pasado 16 de abril.

 

En su informe semanal de labores, Correa admitió que es necesario reunir dinero para atender a las 22 mil 421 personas damnificadas, por el sismo de 7.8 grados en la escala de Richter, que dejó además, hasta el momento, 660 muertos.

 

Aseveró que el Estado es rico y, por ende, la sociedad, pero que es necesario transformar esa riqueza en liquidez, por lo que el Banco del Pacífico y la hidroeléctrica La Sopladora serán puestas a la venta en breve.

 

Destacó además que empresas como Flopec, de transporte marítimo de hidrocarburos y otros recursos naturales; y la Corporación Nacional de Telecomunicaciones (CNT) pertenecen a sectores estratégicos “de miles de millones de dólares” y no se pueden vender, pero se pueden abrir al capital privado hasta en un 49%.

 

Además reveló que también evalúan la venta de dos canales de televisión incautados por el Estado en 1999.

 

Ejes del nuevo Comité de Reconstrucción

Por otra parte, el mandatario ecuatoriano explicó los ejes de acción que tendrá el recién creado Comité de Reconstrucción y Reactivación Productiva para las zonas devastadas por el terremoto.

 

El comité, presidido por el vicepresidente Jorge Glas, tendrá como objetivo ejecutar la construcción y reconstrucción de infraestructura necesaria para mitigar los efectos del sismo.

 

También deberá implementar planes, programas, acciones y políticas públicas para la reactivación productiva y de empleo.

 

De acuerdo con Correa, el comité actuará en tres ejes: emergencia, gestión del post desastre, remoción de escombros y demolición; reconstrucción de infraestructura pública y privada; y reactivación productiva.

 

Durante el informe semanal de labores se informó además que al menos 600 técnicos realizan evaluaciones para determinar las afectaciones estructurales en las zonas afectadas por el terremoto.

 

Más de tres mil viviendas han sido ya censadas y clasificadas en tres categorías: las que no son seguras para ser habitadas, a las que se coloca un adhesivo rojo que anuncia el peligro que representa.

 

Las que podrán ser habitadas después de algunas reparaciones tienen adhesivo amarillo; mientras que las casas que pueden ser habitadas sin peligro, llevan un adhesivo verde.

 

Las cifras oficiales ubican en seis mil 698 las edificaciones destruidas por el sismo y en dos mil 740 las dañadas.

 

Correa reiteró que en muchos de los casos no se respetaron las normas de construcción. “El número de fallecidos pudo ser mucho menor, el grado de la tragedia pudo ser más bajo si hubiesen existido mejores construcciones”, apuntó.