TEGUCIGALPA. Los empleados hondureños, que de nuevo emprendieron contra el Gobierno que preside Juan Orlando Hernández, exigieron hoy en la conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores, justicia por el asesinato de la defensora de derechos humanos y ambientalista Berta Cáceres.
“Exigimos justicia y castigo para los autores intelectuales y materiales del asesinato de Berta Cáceres”, dijo a Efe Guillermo Mejía, un sindicalista de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Mejía acompañaba una carroza del sindicato de la UNAH que mostraba un ambiente natural, con todo verde, antes del asesinato de Cáceres, y otro sin ella, simbolizado en la destrucción del bosque.
El próximo martes se cumplirán dos meses del asesinato de Berta Cáceres sin que hasta ahora se conozcan quiénes son los autores del crimen, que ha causado conmoción a nivel nacional e internacional.
Los trabajadores hondureños aglutinados en tres centrales obreras y el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), surgido tras el golpe de Estado del 28 de junio de 2009 al entonces presidente, Manuel Zelaya, marcharon unidos en Tegucigalpa y las principales ciudades del país centroamericano.
Además, emitieron un mensaje unificado en el que indicaron que “los resultados del modelo neoliberal agravan los niveles de violencia e inseguridad profundizados por el narcotráfico y crimen organizado”.
Esos flagelos han sido colocados en la agenda política oficial “como prioritarios, por encima de los asuntos de fondo como es el deterioro de la vida material, el atraso y la dependencia del país”, añade el mensaje de las centrales obreras leído por el coordinador del FNRP, Juan Barahona.
“En este inducido clima de crispación y desesperanza, la violencia criminal es utilizada para encubrir las graves violaciones a los derechos humanos y desmovilizar al pueblo”, subraya el pronunciamiento.
Los trabajadores, portando grandes mantas y pancartas, en su mayoría con mensajes contra los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, también arremetieron contra la Policía Nacional, salpicada por recientes denuncias sobre la participación de agentes y oficiales en el asesinato de exfuncionarios antidrogas.
Tras las denuncias, el presidente de Honduras creó una comisión para un nuevo intento de depurar la Policía Nacional.
“Policías, policías, al fin les llegó su día”, coreaban los manifestantes, que también emprendieron contra los militares al pasar frente a la sede del Parlamento, cuyas instalaciones estaban resguardadas por decenas de agentes policiales y militares provistos de escudos metálicos, bastones y bombas de gas lacrimógeno.
Además, los trabajadores expresaron su rechazo a la “reelección o continuismo” en el poder.
Las personas o partidos que apoyan la reelección o continuismo presidencial “son oportunistas, serviles a esos intereses y traidores a la patria. Por eso decimos no a la reelección, no al continuismo, no a la dictadura”, indicaron los trabajadores.
El expresidente Manuel Zelaya, quien fue derrocado cuando promovía reformas constitucionales que la ley le impedía, dijo a Efe que los trabajadores hondureños “están bien jodidos”.
“Los obreros están bien jodidos, los trabajadores están bien jodidos en este Gobierno. Hay que cambiar al Gobierno y cambiar el Estado y cambiar las leyes que los oprimen, y para eso tenemos que luchar y unirnos; juntos, de pie, firmes, sin rendirse, sin dar un paso atrás, tenemos que caminar con ellos”, agregó.
Zelaya ahora es diputado ante el Parlamento por el partido Libertad y Refundación (Libre), primera fuerza de oposición, surgido después del golpe de Estado de 2009 y del cual es su coordinador general.
Mientras se desarrollaba la manifestación de los trabajadores en Tegucigalpa, desconocidos con su rostro cubierto con pasamontañas provocaron un incendio en la sede del gobernante Partido Nacional que fue controlado pronto por el Cuerpo de Bomberos, que además rescató a un vigilante que estaba en el interior.