No podemos engañarnos. Están ganándonos la batalla o, tal vez, nos la estamos dejando ganar. Pero el Estado Islámico está cumpliendo sus objetivos. Uno de ellos es amedrentar a la población occidental. Y lo han conseguido. Las imágenes terribles de cabezas cortadas, ahogamientos en jaulas y un sinfín de actos terroristas han quedado grabadas en las retinas de Occidente.
Sus ataques casi perfectos en Bruselas, Londres, Madrid, Copenhague o París han dejado perplejas a las más conspicuas inteligencias a pesar de la información que se pasan entre ellas.
Y la gran preocupación de muchos servicios de inteligencia es que el DAESH dispondría de la capacidad de lanzar una bomba “sucia”. Si eso llegara a pasar, probablemente hablaríamos de palabras mayores. Se trataría de un genocidio, un exterminio sobre la población donde cayera.
Y nos olvidamos de algo más. El papel de la mujer en este mal llamado “Estado Islámico”. Su rol es fundamental. Y lo es porque lo que pretende es eso, formar un Estado con sus leyes –la sharia-, sus reglas, sus infraestructuras. Y para eso, para llevar a cabo la creación de un “Estado” es necesario “colonizarlo”. Son las mujeres las que engendrarán a los futuros yihadistas para la realización de un Estado utópico.
Pero, además, cada vez son más las mujeres que se marchan desde Occidente a combatir en Siria e Irak para apoyar a la yihad. Son mujeres jóvenes, de escasos recursos y vidas desestructuradas. En una sociedad occidental, sin mensajes, sin valores, sin disciplina, sin orden y, por lo tanto, sin norte, lo que se demanda es precisamente lo contrario: disciplina, referentes y liderazgo.
La vieja Europa no lo propicia. Todo es sencillo y está al alcance de la mano; el consumismo se convirtió desde hace años en un credo y el dinero, en su Dios.
Sin embargo, no piensan así en el Estado Islámico, que sí les ofrece liderazgo, referentes y valores –claro, los suyos-. Por eso, la captación de mujeres jóvenes es cada vez más frecuente.
En España, por ejemplo, 15% de 100% de los detenidos de los últimos años son mujeres. Y esto es algo nuevo. Ocurre desde 2012.
Las inteligencias europea, israelí y estadunidense se devanan los sesos intentando neutralizar al terrorismo del Estado Islámico. Pero nos llevan ventaja. Primero porque parte del nacimiento de Al-Qaeda, el padre del DAESH, tuvo que ver con los intereses occidentales. Y en segundo lugar, porque sus ideales son mucho más poderosos que los nuestros, los cuales están asentados en una sociedad virtual que ya no sabe lo que quiere.