La actriz estadunidense, Diane Guerrero relata en su libro “El país que amamos” la historia de los 15 años que ha vivido separada de sus padres, deportados a Colombia, y con el que busca dar “una cara humana” al problema de los indocumentados y movilizar políticamente a los latinos.

 

La actriz de dos de los recientes éxitos televisivos Orange is the New Black y Jane the Virgin aprovecha la fama para ejercer el activismo por los indocumentados y deportados como sus padres y su hermano mayor, quien fue repatriado a los 19 años, dejando atrás una hija pequeña.

 

“La gente se conecta con mi historia y eso me permite llamar la atención y darle una cara humana al problema”, señaló en entrevista telefónica con Efe la actriz, de 29 años.

 

El libro, que fue publicado esta semana en inglés y español en Estados Unidos, sigue a una columna de opinión que publicó Guerrero en el diario Los Ángeles Times, donde reveló detalles de su vida.

 

“Soy la hija ciudadana de padres inmigrantes que fueron deportados cuando tenía 14 años. Mis padres vinieron de Colombia en momentos de gran inestabilidad en su país. Durante toda mi niñez vi cómo trataron de legalizarse, sin éxito. Perdieron su dinero con gente que creyeron eran abogados, pero que nunca los ayudaron”, escribió.

 

Su mayor temor era la posibilidad de que sus padres fueran deportados, y eso ocurrió un día, cuando al regresar de la escuela vio las luces encendidas en la casa y la cena lista en la cocina. “Pero mis padres y hermano no estaban, porque se los había llevado inmigración”, relató.

 

Guerrero se quedó sola, al cuidado de amigos de la familia, estudió en la secundaria Boston Arts Academy, fue a la universidad y comenzó a buscar su lugar en la actuación, aunque “siempre con miedo” de revelar su historia, por los “estereotipos sobre los inmigrantes” y porque no estaba “lista emocionalmente”.

 

La reacción de sus compañeros de trabajo y de la gente general a lo publicado la convencieron de que un libro permitiría contar su historia y “todo el daño mental y emocional vivido”.

 

En el libro relató que durante mucho tiempo se consideró “olvidada” por el sistema. “Ninguna autoridad del Gobierno se interesó por mí, nadie se preocupó en saber si tenía casa o comida. A los 14 años me dejaron básicamente sola”.

 

“Pero también me di cuenta de que la mía era una historia de logros, que podría inspirar a mucha gente en mi situación que no ve futuro”, expresó.

 

Guerrero se involucró con organizaciones que luchan por los derechos de los inmigrantes y se convirtió en parte de la campaña para “activar el poder las comunidades” y lograr que se eduquen, participen, voten “y algún día sean candidatos” a cargos de gobierno.

 

En su opinión, con un nuevo presidente demócrata en la Casa Blanca en 2017 “tenemos más posibilidades de lograr la reforma migratoria”, un reclamo que “hay que seguir empujando porque ya no se puede ignorar”, dijo la actriz, que tiene pendiente de estreno las películas “Happy Yummy Chicken” y “Beyond Control”.

 

Guerrero visita a sus padres una vez por año en Colombia, y los ayuda económicamente mientras continúa buscando una forma legal de reclamarlos como hija ciudadana.

 

“La situación es complicada, porque fueron deportados, pero cuento con el apoyo de dos abogadas muy apasionadas que tienen mucha experiencia en la ayuda a familias deportadas”, expresó.

 

Nacida en Nueva Jersey y criada en Boston, la actriz vive actualmente entre Nueva York y Los Ángeles por la filmación de las series Orange is the New Black y Jane the Virgin, donde se ha destacado en papeles que le dieron fama.

 

“Me encanta ser actriz, es la realización de un gran sueño que me hace disfrutar mi vida a lo máximo”, dijo. Ya solo le resta cumplir otro de sus grandes anhelos, poder traer de vuelta a sus padres a Estados Unidos.