Desde hace algunas semanas hemos venido comentando acerca de la economía global reciente, la fortaleza del dólar y la desaceleración de la economía de China. La fortaleza del dólar ha implicado que la producción industrial de China, Japón, Europa y algunas economías emergentes haya disminuido su ritmo de expansión, incluyendo también al propio mercado americano.

 

Un simple ejemplo es la balanza comercial de cada uno de ellos, en donde las exportaciones no pueden aprovechar el momento de la depreciación de su moneda y las importaciones reflejan que la actividad interna tampoco muestra una expansión importante.

 

Tanto el BM como el FMI, entre otros organismos internacionales, han reducido sus estimados de crecimiento actual respecto a previsiones anteriores. Preocupa que la creación de empleos en Estados Unidos disminuya su ritmo dejando sólo al sector servicios la generación de éstos. Las ventas minoristas muestran un crecimiento paulatino y su producción industrial es “lenta y débil”. Las probabilidades de avance en tasas son bajas, y en su caso hacia finales del presente año.

 

De China acabamos de conocer la balanza comercial de abril de 2016 que generó una pérdida de impulso en las exportaciones, mientras que las importaciones disminuyeron  notablemente. Las reservas internacionales de este país lograron recuperar un poco de terreno, pero enfrentan una falta de crecimiento en el consumo interno y sus exportaciones no consiguen impactar. Un riesgo es ver si crece entre 6.5 y 6.7%, que en su caso puede ayudar a que el impacto global sea más tranquilo, ya que crecimientos menores pondrían en predicamento a la economía mundial.

 

Con respecto a Japón, la nación vive sumergida en un ambiente de muy baja inflación y crecimiento débil con un banco central que genera poca confianza a los inversionistas. Su divisa, al contrario de un efecto natural por una expansión monetaria, registra una rápida apreciación en lo que va de 2016.

 

En cuanto a Europa, se mantiene la dinámica desde el tercer trimestre de 2015 a la fecha creciendo a ritmos moderados tanto en el sector servicios, y en menor medida la manufactura. Alemania, que ha sido el principal motor de expansión de la zona, presenta señales de posible desaceleración, al tiempo que los temores de deflación son cada vez más profundos, y un sector financiero debilitado.

 

Por ello, consideramos que los mercados de capitales globales americanos muestran “un cansancio”, así como las materias primas que reaccionaron desde febrero pasado necesitan corregir y, por lo tanto, el tema de divisas seguirá incidiendo también en su desarrollo.

 

Es probable que la aversión al riesgo aumente un poco y mayo, que ha sido a nivel histórico un mes “relativamente malo” para los mercados, mantenga esa tónica.