CARACAS. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, reiteró hoy que ninguna de las acciones “golpistas y desestabilizadoras” que intenta la oposición en su contra tiene viabilidad política, por lo que recomendó que se “vayan olvidando de eso”.

 

Maduro advirtió, luego de una marcha de simpatizantes del Gobierno en Caracas, que ninguna de las acciones legales “conocidas o no conocidas” que pretende activar la oposición, tiene viabilidad política.

 

Ninguna de las acciones golpistas y desestabilizadoras, así le pongan un barniz de Constitución, ninguna de las estrategias anunciadas o activadas por la derecha oligárquica y fascista, va a lograr su objetivo de derrocar la Revolución Bolivariana”, afirmó.

 

“Ni en el 2016, ni en el 2017, ni en el 2018, ni en el 2030. Aquí viene revolución para rato”, agregó.

 

Maduro celebró un fallo del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que declaró inconstitucional una ley aprobada por la Asamblea Nacional, con mayoría opositora, que planteaba darle título de propiedad a los ocupantes de las viviendas construidas por el Gobierno.

 

Si un día esa Asamblea impusiera privatizar y acabar con todos los avances sociales de la revolución y no hubiera quién defendiera al pueblo, y no hubiera instituciones que garantizaran los derechos constitucionales, ese día nuestro pueblo volvería a las calles”, dijo.

 

“Pero no a marchar, sino a decretar una rebelión general, popular, contra la oligarquía”, advirtió.

 

Más adelante dijo que los medios de prensa y las agencias internacionales están “montando un show en Venezuela para que haya violencia”, y tratan de desviar la atención del “golpe de Estado que se está tratando de imponer en Brasil”.

 

La oposición se vio bloqueada este miércoles por un cordón militar y policial cuando se movilizaba hacia el Consejo Nacional Electoral (CNE) para exigir el cumplimiento de los plazos para activar un referéndum revocatorio del mandato de Maduro.

 

En la marcha, que sólo avanzó varios metros y por las aceras de las calles, el líder opositor Henrique Capriles resultó herido cuando un policía le roció gas pimienta en los ojos.