El pasado 5 de mayo la nota principal de este diario era: Hay un nuevo récord: tres días de Fase 1. Y así fue. Un día antes, la #CDMX llegó a 192 puntos Imeca de ozono, ocho menos para declarar la Fase 2 de Contingencia Ambiental. Al día siguiente, Ricardo Torres, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la UNAM, alertó en entrevista con Denise Maerker en Radio Fórmula que el hecho de que se reduzca 40% el parque vehicular (con el doble Hoy no Circula) sí impacta en los contaminantes denominados primarios, como el monóxido de carbono y los óxidos de nitrógeno, entre otros; sin embargo, dijo que el ozono es secundario. Es decir, en poco ayuda la medida del plan emergente.
Por esos mismos días el presidente del Senado, el panista Roberto Gil Zuarth, llegó a la Cámara en el 100% eléctrico Renault TWIZY, que causó furor entre sus compañeros legisladores e, incluso, del director de CFE, Enrique Ochoa, quien trae otro coche eléctrico, un Chevrolet Volt.
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Con un costo inicial de 290 mil pesos y una velocidad máxima de 80 km/h, el TWIZY es una buena opción para quienes se transportan
solos y ligeros. El gobierno federal ha insistido en que la medida será hasta el 30 de junio; sin embargo, desde que entró el plan emergente en el Valle de México el cinco de abril pasado, las ventas de coches usados subieron 10%, según la Asociación Nacional de Comerciantes en Automóviles y Camiones Nuevos y Usados (ANCA).
O sea, la gente ha optado por comprar un segundo coche para sortear tanto descanso vehicular a pesar de que sean unidades viejas, que son más contaminantes. Pareciera que estamos en un círculo vicioso del cual los gobiernos local y federal no saben a ciencia cierta cómo salir.