CARTAGENA. Cartagena de Indias recibió oficialmente hoy las cenizas del nobel Gabriel García Márquez, fallecido el 17 de abril de 2014 en Ciudad de México, en una emotiva ceremonia en la que uno de sus amigos reveló el deseo del escritor de ser sepultado en esta ciudad.
En el homenaje, que reunió a su esposa Mercedes Barcha, sus hijos Gonzalo y Rodrigo, sus nietos y hermanos, así como a amigos y autoridades, se descubrió un busto instalado sobre un pedestal que guarda las cenizas del nobel.
El memorial fue construido en el patio central del Claustro de la Merced, que pertenece a la Universidad de Cartagena, donde García Márquez llegó a matricularse en 1948 para continuar sus estudios de derecho que nunca concluyó porque lo sedujeron más el oficio del periodismo y la literatura.
«Aquí, después de pasar un examen de admisión, se matriculó en el segundo año de derecho, sin embargo en su vocación no estaba ponerse una toga y un birrete cinco años después», recordó hoy el rector de la Universidad de Cartagena, Edgar Parra Chacón.
El rector señaló que «Cartagena fue entonces un lugar propicio para que García Márquez desarrollara muchas de las actividades centrales de su vida».
El busto de bronce que corona el memorial con las cenizas del Nobel de Literatura de 1982 fue esculpido por la artista británica Katie Murray e instalado sobre una plataforma flotante construida en el patio central del Claustro.
En el acto, el escritor y periodista colombiano Juan Gossaín, que tomó la palabra por invitación de la familia de Gabo, reveló que éste pidió ser sepultado en Cartagena de Indias, ciudad en la que no solo vivió y trabajó sino que fue una fuente constante de inspiración para su obra.
«Él mismo quiso que fuera así, me lo contó de su propia boca y jamás se lo he contado a nadie, nunca he escrito esa historia ocurrida hace más de 20 años», dijo.
Gossaín añadió que por allá en los años 90, cuando pensó en instalarse en Cartagena, habló con Gabo para pedirle que le vendiera un apartamento que el nobel tenía en la llamada Ciudad Heroica, y el escritor le contestó con un no rotundo.
«La gente sabe que a mí me gusta Cartagena y me gustaría que me entierren en Cartagena», dijo entonces García Márquez a su amigo, según relató hoy Gossaín.