El Fideicomiso del Centro Histórico, en coordinación con la Autoridad del Espacio Público, arrancó la intervención de las cortinas metálicas de negocios en las calles 20 de Noviembre y Callejón del 57, en el primer cuadro de la ciudad.
El objetivo de esta actividad es combatir las 17 mil pintas ilegales que se dan cada año en la zona, así como crear espacios para la expresión de artistas urbanos.
Mariano Leyva, titular del Fideicomiso, explicó que el programa arranca con 14 cortinas en 20 de noviembre y ocho en Callejón del 57, con una inversión de 25 mil pesos.
La intención es abarcar el mayor número de negocios como sea posible, mediante acuerdos entre los empresarios y comercios implicados, por lo que seguirá en lo que resta de la administración actual; además abarcará los muros susceptibles a que puedan ser intervenidos, que son más de 50.
“Ahorita lo que nos ha funcionado es el arte urbano, pero lo que queremos hacer es incluso poner reproducciones de fotografías cuando estén cerca de museos y, sobretodo, a los niños”, detalló.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia da el aval para estas intervenciones. Además, hay diálogo con los artistas urbanos que participan, los cuales son locales y de otros estados, con quienes también se hace una labor de convencimiento, para revertir la idea de lo ilegal a lo legal.
Las intervenciones forman parte del plan integral de remodelación del Primer Cuadro del Centro Histórico. Dentro del programa ya se intervinieron más de 200 metros de muros en la calle La Santísima, cuya inversión fue de aproximadamente 60 mil pesos.
En cuanto a los muros, detalló, el programa es de manera continua. Aclaró que no es que se asigne un presupuesto anual para estas labores, sino que, a partir de los proyectos diseñados, se calcula cuánto dinero cuesta y se gasta en ello.
Aunque la idea es recuperar los espacios con arte urbano, no en todas las áreas funciona el arte urbano, como lo que ocurre con los monumentos históricos. En ese sentido, señaló que esta actividad ayudará a que los artistas ya no pinten sobre tenzontle, por ello se les dará un espacio donde se sigan expresando, sin afectar las zonas catalogadas.
“El problema del graffiti en los monumentos es grave, el problema que tenemos en eso no es tanto la cantidad, sino que cuando se daña con graffiti es muy difícil quitarlo y están afectando un asunto que es del patrimonio. De repente no hay mucho esta idea de entender que el edificio de hace 300 años es de todos”, comentó.