WASHINGTON. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, visitó hoy el cementerio de Arlington para, como es tradición en el Día de los Caídos, recordar a todos los militares fallecidos en combate, de los que dijo que representan “lo mejor” del país.
El Día de los Caídos (Memorial Day, en inglés) sirve desde el fin de la Guerra de Vietnam para recordar en EU los problemas a los que se enfrentan los veteranos a su regreso a casa o los de las familias de aquellos que pierden la vida en combate.
La solemne ceremonia en el cementerio de Arlington, donde están enterrados militares fallecidos en las guerras en las que ha participado EU, comenzó con una ofrenda floral en la tumba al soldado desconocido.
A continuación, Obama pronunció un breve discurso en el que enfatizó que los militares que descansan en el cementerio de Arlington y sus familias solo piden una cosa a cambio de su “heroísmo” y sacrificios: ser recordados.
“Es nuestra responsabilidad, nuestra obligación, llenar este silencio con nuestro amor, apoyo y agradecimiento”, declaró el mandatario.
Obama dijo que su mayor responsabilidad como presidente es “liderar” a las Fuerzas Armadas del país, algo que tiene muy presente cada vez que autoriza una operación en el extranjero, transmite sus condolencias a la familia de un soldado fallecido o visita a un excombatiente herido.
El presidente hizo una mención especial a los “más de 20” militares estadounidenses fallecidos en Afganistán en el último año, así como a los tres que han perdido la vida en Irak en ese mismo periodo en la campaña contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI).
En la ceremonia participaron también el secretario de Defensa, Ashton Carter, y el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Joseph Dunford.
Antes de visitar el cementerio de Arlington, situado a las afueras de Washington, Obama celebró un desayuno en la Casa Blanca para familias de soldados muertos en combate y grupos de excombatientes. dmh