Los esfuerzos medioambientales de una ciudad, desde implantar carriles para las bicicletas hasta favorecer los mercados de agricultores locales o lograr tener el aire limpio, no sólo son una ayuda para el planeta sino también para sus habitantes.
Vancouver, Canadá
En comparación con otras ciudades de su tamaño analizadas en el índice mencionado, Vancouver, en Canadá, obtiene buenos resultados en emisiones de CO2 y en la calidad del aire, en parte debido a los esfuerzos de la urbe por promover las energías verdes y el uso de la hidroeléctrica.
Vancouver se comprometió a reducir un 33% sus emisiones de aquí a 2020.
Mientras otras ciudades seguían construyendo carreteras y promoviendo los automóviles y la dispersión urbana, Vancouver se mantuvo fiel a la vida en la ciudad, como muestra el desarrollo de la Isla de Granville, una península para peatones con mercados y estudios de arte.
Curitiba, Brasil
De todas las ciudades que figuran en el índice para Sudamérica, solo Curitiba está por encima de la media en las clasificaciones medioambientales.
Tras construir uno de los primeros sistemas de autobuses urbanos del mundo en la década de 1960 y desarrollar un programa de reciclaje pionero en la década de 1980, la ciudad situada en el sur de Brasil sigue estando en la vanguardia del pensamiento verde.
De hecho, la gran utilización del transporte público hace que Curitiba figure en la cumbre del índice en cuanto a calidad del aire.
Copenhague, Dinamarca
Aunque otras ciudades escandinavas como Oslo y Estocolmo le pisan los talones, Copenhague sigue siendo, año tras año, la ciudad más verde de Europa.
Casi todos sus habitantes viven a 250 metros como máximo del transporte público y más del 50% utilizan la bicicleta para sus desplazamientos diarios.
Como resultado, Copenhague tiene unas emisiones de CO2 muy bajas para una ciudad de su tamaño.
San Francisco, Estados Unidos
San Francisco es la ciudad más verde de Estados Unidos según el índice. La ciudad tiene una larga historia de conciencia medioambiental, desde la fundación del grupo medioambiental Sierra Club en el siglo XIX.
San Francisco tiene una tasa de reciclaje del 77%, una de las mayores del mundo.
Muchos habitantes, además, se preocupan por la comida que compran y se esfuerzan en que sea producida en las proximidades.
Por eso, muchos barrios tienen sus propios mercados de agricultores locales, cada uno con su propia personalidad.
Ciudad del Cabo, Sudáfrica
La segunda ciudad de Sudáfrica está haciendo los mayores avances del continente en ese sentido, en parte por sus políticas de conservación de la energía y el mayor uso de fuentes energéticas renovables.
En 2008, Ciudad del Cabo empezó a utilizar energía de su primer parque eólico y pretende obtener el 10% de su energía de fuentes renovables de aquí a 2020.
Los habitantes de Ciudad del Cabo hacen mucha vida en la naturaleza y no temen subirse a una bicicleta para moverse de un sitio a otro.