Los precios de la vivienda vertical en la Ciudad de México crecieron en promedio 50% en el último lustro, a pesar de que la construcción de este tipo de unidades aumentó en una proporción similar.
De acuerdo a cifras de la SHF, cuando se reduce en 40% el área de construcción de un desarrollo de vivienda, el costo de la infraestructura disminuye 60%, lo que se traduce en precios más bajos para las personas.
No obstante, tan sólo en el primer trimestre de este año, el costos de una casa o departamento en la capital creció 8.9% en relación con el mismo periodo de 2015, según el Índice de Precios de la Vivienda de SHF.
Incluso, el incremento de 50% en el valor de las viviendas en la capital superó por mucho el aumento de 30% en el resto del territorio nacional, comentó Homero Garza Terán, director de desarrollo de mercados y bursatilización de la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF).
En el Foro de Vivienda 2016, Paloma Silva, directora general de la Comisión Nacional de Vivienda (Conavi), indicó que los precios de vivienda en la capital, así como en las principales ciudades del país, se han elevado porque “no estamos llegando a las densidades de una gran metrópoli”.
Datos relevados en el foro indican que mientras en la Ciudad de México existen 24 viviendas por cada hectárea, en Barcelona, España, se contabilizan 350 viviendas.
“Hoy no podemos pensar que existan construcciones de hasta 500 metros cuadrados para hogares unifamiliares que estén cercanos a grandes parques urbanos, cuando en las grandes urbes esas viviendas se encuentran en las periferias, mientras que en las zonas intraurbanas las familias viven en departamentos de menores dimensiones, pero cercanos a servicios y transporte públicos”, añadió Silva.
Arturo Aispuro, consultor de vivienda, recalcó que la vivienda vertical debe ir de la mano con un mejor aprovechamiento del suelo y, en esta medida, el costo del suelo tiende necesariamente a bajar su costo, “ésta es una de las ventajas de la verticalidad”.
El especialista concluyó que el desarrollo de la ciudad ha sido equivocado, ya que, por un lado, se han construido grandes conjuntos habitacionales en la periferia que si bien resultan accesibles en términos económicos, no cumplen con el requisito básico de accesibilidad por estar lejos de las fuentes de empleo y servicios, mientras que en zonas céntricas se desarrolla vivienda aspiracional que está por encima de su precio real.