Los colores de la Eurocopa tiñeron este viernes la explanada de la Torre Eiffel con las banderas, camisetas o pelucas con las que los aficionados acudieron a celebrar en París el inicio de esa competición deportiva, que hasta el 10 de julio prevé llenar de seguidores el césped del emblemático monumento.
El azul, blanco y rojo de Francia y el azul, amarillo y rojo de Rumanía coparon las tonalidades de una noche en la que esas dos selecciones dan el pistoletazo de salida al torneo, repartido en diez ciudades del país.
Por los 130 mil metros cuadrados de la zona de hinchas de la torre, la más simbólica de cuantas retransmitirán este mes los partidos, se dejaron caer muchos grupos de amigos, pero también parejas o familias con niños.
“Aquí hay mejor ambiente”, explica a EFE Daniel Ivan, rumano de 34 años residente desde hace cuatro cerca de París, que, “siendo optimista” pero sin mucha convicción, augura un empate a uno entre los dos equipos.
La entrada al recinto es gratuita, pero los controles de seguridad son exhaustivos: registros de mochilas, cacheos y la prohibición de entrar líquidos forman parte del dispositivo con el que las autoridades pretenden evitar altercados.
La seguridad, con un nivel de amenaza elevado tras los atentados terroristas de enero y noviembre de 2015, es prioritaria para las autoridades, pero el personal sanitario que trabaja en el lugar prevé atender problemas menores.
Voluntarios de la Federación Francesa de Socorristas como Makhnouf dicen estar preparados para encontrarse crisis cardíacas, mareos, hemorragias, pequeños cortes o situaciones derivadas del consumo de alcohol.
Y agentes de seguridad como Kouyder Bel Moktar señalan a EFE que ayer en la actuación de David Guetta ante cerca de 92 mil personas solo se registraron algunos empujones “pero nada grave”, y que esa es la tónica que esperan para el resto del torneo.
“La entrada ha sido más rápida de lo que pensaba”, apunta el sueco Henrik Eriksson, para quien “la policía parece tener bastante bien controlada la situación”
Las autoridades calculan que unos siete millones de personas acudirán a las zonas habilitadas para los forofos, donde se pueden encontrar pantallas gigantes como la de 420 metros cuadrados de la Torre Eiffel, puntos de restauración o tiendas oficiales de recuerdos.
Algunos como David, francés que ve como favorito a su propio equipo, han decidido ir a ellas después de que se prohibiera difundir los partidos en las terrazas de los bares con el objetivo de evitar concentraciones improvisadas.
Y otros como César Cartagena, canadiense de orígenes españoles, como parte de su experiencia turística en la ciudad, que hizo coincidir expresamente con la Eurocopa.
Vestido con una camiseta del capitán de la selección española, Iker Casillas, Cartagena, que pasará ocho días en París, apuesta porque España volverá a levantar la Copa, y, como muchos otros aficionados, dice no temer posibles ataques.
El propio presidente francés, François Hollande reconoció esta semana que “la amenaza existe y seguirá existiendo por un largo tiempo”, por lo que “hay que tomar todas las medidas para que la Eurocopa sea un éxito”.
Ese blindaje incluye la movilización de más de 90 mil agentes entre policías, gendarmes, militares, voluntarios y efectivos de seguridad privada, cuya presencia se ha vuelto habitual en todos los espacios donde se espera la congregación del público.