WASHINGTON. La masacre de Orlando ha agitado la campaña presidencial en EU, en la que los virtuales candidatos, el republicano Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton, defendieron fórmulas muy diferentes para combatir el terrorismo yihadista.

 

“Este iba a ser un discurso sobre Hillary Clinton (…) y lo mala que sería como presidenta (…). Pero hoy sólo hay una cosa que discutir: la creciente amenaza del terrorismo dentro de nuestras fronteras”, empezó diciendo Trump en Manchester (Nuevo Hampshire).

 

El multimillonario arguyó que el supuesto autor del ataque en Orlando pudo cometer el crimen porque “se permitió a su familia venir” a Estados Unidos desde Afganistán.

 

“Suspenderé la inmigración de áreas del mundo donde hay una historia probada de terrorismo contra Estados Unidos, Europa o nuestros aliados hasta que comprendamos cómo acabar con estas amenazas”, espetó el candidato republicano.

 

“Las leyes de inmigración de EU dan al presidente poderes para suspender la entrada en el país de cualquier tipo de persona”, señaló el empresario neoyorquino, favorable a normativas migratorias que “promuevan los valores americanos”.

 

En ese sentido, Trump reiteró su plan, ya presentado tras el ataque de diciembre en San Bernardino (California) por simpatizantes del EI, que provocó 14 muertos, de prohibir la entrada de musulmanes en EU para combatir la amenaza del terrorismo yihadista.

 

La prohibición -anticipó- sólo se levantaría cuando el país pueda escrutar “perfectamente” a quién accede a Estados Unidos.

 

Frente a ese tono belicoso, la ex secretaria de Estado se mostró más conciliadora en un discurso pronunciado en Cleveland (Ohio), donde ni siquiera mencionó a su rival republicano.

 

“Como presidenta, haré de la identificación y la detención de los lobos solitarios una prioridad”, remarcó la candidata demócrata, en alusión al aparente perfil del supuesto asesino de Orlando.

 

Clinton también abogó por combatir la “radicalización en internet” y por reforzar el control de la venta de armas en EU, pues Mateen pudo comprar legalmente material armamentístico pese a haber sido vigilado por el FBI.