NIZA. La selección española aseguró una plaza en los octavos de final de la Eurocopa de Francia 2016 con un triunfo incontestable sobre Turquía, por juego, por ocasiones, por pegada y por marcador, liderada por Manuel Agudo, ‘Nolito’, pasador y goleador, y por Álvaro Morata, reivindicado con dos tantos (3-0).
Todo con una naturalidad y una superioridad indudable, con la jerarquía de un campeón de todo en los últimos ocho años, que manejó el partido casi siempre, que lo solucionó en cuanto tuvo ocasión, con dos goles en tres minutos, entre el 34 y el 37, y que ofreció buen fútbol y rotundidad en una Eurocopa en la que escasean ambas.
En menos de una semana, en dos jornadas, España ya ha dado el paso a la siguiente ronda. Dos victorias, cuatro goles, su portería a cero, dominadora… Ya está en octavos, pendiente de si como primera o segunda en la última cita ante Croacia -a la ‘Roja’ le vale con un empate el próximo martes-, pero es más que todo eso.
Ha dado un golpe de autoridad. Contra las dudas, contra el pesimismo y, quizá, incluso, contra los pronósticos. Derrotada en el último amistoso por Georgia, su ambición, con el gol más tarde o más temprano, con más inquietud o menos, ha sido incuestionable, como la merecida resolución de sus dos triunfos, hoy mucho más rápidamente.
España dominó los registros del partido. Al principio, salvo algún imprevisto -una tarjeta amarilla a Sergio Ramos al minuto de juego-, cuando Turquía le planteó una potente puesta en escena, lanzado hacia adelante, con presión arriba para impedir una posesión cómoda de la ‘Roja’, que sintió algún apuro, pero ningún susto.
Una decena de minutos de intensidad, de duelo táctico. Ni España ni Turquía querían que su adversario saliera con el balón jugado. Sobre todo la segunda. No lo consiguió apenas. Cuando la pelota voló, Burak Yilmaz se las llevó todas, aunque sin conexión después. Cuando circuló por el césped, España tocó, tocó, tocó… Y desbordó.
Superado entonces el ímpetu inicial de su adversario, la selección española se preparó para un ejercicio de paciencia al que está habituado; de un lado a otro a la espera de alguna vía a meta, como la que ofrecieron sus activos laterales, con más campo porque tanto Nolito como David Silva se cerraron al medio, insistentemente.
Del disparo desde lejos de Morata que abrió la estadísticas sobre la portería contraria, en el minuto 6, del despeje contra su propio poste de Hakan Balta, en el 10, o del cabezazo tan picado de Piqué que se marchó por encima del larguero, en el 11, al derechazo que soltó Nolito entre líneas allá por la media hora. Y a los goles.
En tres minutos, del 34 al 37, España fulminó a Turquía. Su pegada, en duda hasta entonces, fue imparable. También Nolito, que, primero, asistió de maravilla a Álvaro Morata para el 1-0 en un buen cabezazo del delantero y que, después, aprovechó un error más de Mehmet Topal, éste tremendo, para batir con soltura a Babacan.
En un suspiro, incrédulos los jugadores turcos, superados por dos ‘zarpazos’ de España y demasiadas concesiones defensivas ante el actual doble campeón de Europa, ya estaba zanjado el tema del resultado para la ‘Roja’ y para el bloque de Arda Turan, al que su plan de robo y contragolpe se quedó en nada en el primer tiempo, en apenas un lanzamiento alto de falta de Hakan Calhanoglu. Nada más.
Ni en lo que quedaba de primer tiempo -trece minutos desde el 2-0 de Nolito- ni en toda la segunda parte, que terminó con Arda abucheado por su propio público -la afición española coreó su nombre un par de veces- y que mucho antes había comenzado con otro golpe directo de España, el definitivo por si había alguna duda.
En el minuto 48, cuando Turquía debía demostrar reacción y determinación, Andrés Iniesta desmontó de nuevo la defensa rival con un pase entre la zaga a Jordi Alba, que regaló el 3-0 a Morata, en posición de fuera de juego. No la vio el árbitro Milorad Mazic.
Pero, más allá de eso, hoy por hoy la diferencia sigue siendo muy amplia entre ambos equipos. Lo confirmó el 3-0, la jugada posterior -un buen movimiento dentro del área de Burak Yilmaz, que golpeó alto, sin efecto ni dirección-, y todo el duelo. De principio a fin en Niza, donde España ya ejerce de favorita en la Eurocopa 2016.