Rebasado en todos los aspectos desde el primer minuto jugando uno de los peores partidos que pueda registrar mi memoria. Sin ideas, sin posesión, sin oportunidades. México no fue rival para in unos chilenos que desde el juego amistoso antes de este certamen tan había superado al equipo de Osorio, solo que en aquella ocasión la suerte seguía del lado mexicano.

 

Resultado justo y que refleja claramente lo que sucedió en el estadio donde la única superioridad mexicana fue en la tribuna.

 

Triste y depresivo resultado. Pero ni tan buenos como los más de veinte partidos sin perder, no tan malos como la noche de anoche.