El experto Luis Figuera Villanueva dijo que la paternidad tardía o en edad más avanzada constituye un riesgo para el desarrollo de ciertas enfermedades genéticas autosómicas dominantes que pueden transmitirse al bebé.

 

Agregó que conforme la edad avanza, disminuye la capacidad del ser humano para regenerarse celular y orgánicamente, lo cual puede elevar el riesgo de que al momento de la concepción pueda producirse algún defecto o alteración en los cromosomas aportados al bebé, tanto por el varón como por la mujer, en la reproducción.

 

Villanueva añadió que el patrón de herencia autosómica se presenta cuando el alelo (variante genética) que está mutado, tiene un mayor dominio sobre el que se encuentra normal.

 

“La acondroplasia ocurre sobre todo en los últimos integrantes de la familia, es decir, en los hijos más pequeños, precisamente porque fueron los que la pareja tuvo más recientemente y pudieron pasar más años para que así fuera”, apuntó.

 

Señaló que otra patología asociada al hecho de que los varones fueron padres en edades más avanzadas es la neurofibromatosis, una enfermedad genética que se caracteriza por la aparición de manchas en la piel y tumores debajo de la piel, aunque las manifestaciones pueden ser diversas. Sin embargo, manifestó que es posible detectar estas enfermedades genéticas in-utero, debido a que los defectos en los cromosomas ocurren al momento de la fecundación.

 

“Es necesario acudir a recibir asesoría por parte de los genetistas en pareja, si se cuenta con antecedentes familiares de las patologías antes mencionadas o incluso si han presentado más de dos abortos intentando concebir”, concluyó.

 

 

Número

 

 

35 años en adelante es considerada como paternidad tardía en México.