Ya está en México el libro de autoayuda más famoso del mundo. Se llama La magia del orden, ha vendido tres millones de ejemplares y cuando lo lea ¡mi vida será otra! La autora japonesa Marie Kondo jura que si logras tirar todo lo que no te sirve, y acomodar correctamente las cosas útiles, muy pronto tendrás suerte, éxito y amor.

 

Así que me puse manos a la obra y me di cuenta que el mío no es un hogar, ¡es un templo nudista! Mi casa está llena de revistas con mujeres famosas sin ropa, y afuera el buzón tiene tantas bubis y pompas que ya no cabe otra correspondencia. Dice el cartero que si no organizo mejor no podrá dejar el recibo telefónico, los estados de cuenta, las ofertas de la farmacia, los menús del restaurante chino y las tarjetas del cerrajero-plomero.

 

Por favor, no crean que soy una señora de mente retorcida o que soy adicta a la pornografía. No. Lo que sucede es que me las regalan y odio desperdiciar la información que llega a mis manos, así que las leo, las observo, las uso, las desmenuzo y las archivo.

 

En la biblioteca -que según la japonesa Kondo debo tirar a la basura- tengo tres grandes sellos literarios: Playboy, H y Open, donde posan todo tipo de estrellas. Algunas desnudan el cuerpo y otras sólo el alma, pero todas se acumulan en mi librero y en el cuatro de mi hijo veinteañero.

 

Así, sin querer, ya conozco la intimidad de Kim Kardashian, María León, Niurka, Ninel Conde y Sissi Fleitas. Además de Mariana Seoane (“un deseo a todas luces”) y a la ahora famosa Polisex Nidia García, a quien no había visto y ahora conozco más de la cuenta por todos los rincones y agujeros.

 

Por cierto, estaba leyendo que a la ex policía le cambió la vida a raíz de que sacó sus atributos al aire. Y a mí me va a cambiar cuando tire la revista con sus curvas policiacas.

 

Hablando del tema, debo confesar que un día me llamaron para que posara desnuda. No lo hice por dos razones: la primera es que me ganó la risa y, la segunda, que no tengo ni el cuerpo ni la edad para arrancarme la ropa. Pero sepan que las negociaciones son más complicadas que cualquier discusión en el Senado.

 

Si sólo muestras los senos, te pagan poco. Si enseñas las pompas el precio sube, por lo que te conviene armar un paquete que incluya las dos zonas y cobrar el doble. Pero lo que te abre las puertas de la bóveda bancaria es mostrar la zona genital profunda y los huecos traseros, porque según las encuestas, eso es lo que más aplauden los señores lectores.

 

Yo lo que digo es que cuando la foto es muy reveladora, más bien parece revista médica o folleto de ginecoobstetricia. Pero la mente humana es un misterio y nunca se sabe qué cosas te provocarán taquicardia.

 

En fin, ¡ahora podré deshacerme de todos esos cuerpos! gracias al minimalismo hogareño. Podré recobrar la paz interior porque nunca sabía si donarle las revistas a mi hijo en plan “te dejo éste acervo cultural”, esconder los ejemplares bajo su almohada o sembrárselas en el baño como una madre que apuesta por la modernidad.