Este jueves se tendrá el referéndum en Reino Unido en donde el cierre está de fotografía y con un aparente sesgo a la “permanencia” revisando las últimas encuestas, pero el alto porcentaje de indecisos puede definir la balanza.

 

Posterior a este evento, el próximo domingo 26 de junio se celebrarán las elecciones generales en España que permitan la gobernabilidad y con ello continuar con su política económica favorable. El crecimiento de la economía en los últimos dos años ronda 2.5% anual, en promedio, con una inflación hoy en terreno negativo y una tasa de desempleo aún elevada en niveles de 21% de la población económicamente activa. Una victoria del partido en el poder, el PP, sería lo mejor por la continuidad y es seguro que los mercados lo tomarían de manera muy positiva. Sin embargo, todo apunta a un escenario complicado de nuevo, en donde tendrán que generarse acuerdos. El sector de izquierda de Unidos Podemos viene ganando fuerza, pero su influencia dentro de la economía sería poco productiva en esta etapa y los mercados mostrarían su nerviosismo. El PSOE, partido de oposición al PP, tiene su influencia en la zona sur del país, mas viene perdiendo fuerza y presencia.

 

Después del Brexit y de las elecciones en España está el verano, que se caracteriza por una menor actividad en los mercados y que difícilmente toman una tendencia clara en este período. La reunión de la Fed será el 26 y 27 de julio.

 

Janet Yellen ha estado dando testimonio en el Congreso americano sobre el curso de la economía, las fortalezas y riesgos que presenta. Mantiene una postura de que la Fed estará preparada para aumentar la tasa en función de los datos económicos. El empleo pierde ritmo, aunque permanece dentro del pleno empleo (tasa de desempleo debajo de 5.0%), pero con cierto riesgo en la inflación una vez que se está normalizando tras la caída en los costos del petróleo hasta enero pasado.

 

Haciendo una recapitulación de los diferentes indicadores de la economía de Estados Unidos tenemos que la economía creció de manera modesta en el primer trimestre del año con 0.8% en su segunda revisión (falta una más que se conocerá la próxima semana); la producción industrial atraviesa por una contracción en la que ha estado inmersa ya por nueve meses de forma consecutiva y su tasa de crecimiento anual es negativa en 1.4%; las ventas minoristas se elevan a un ritmo anual moderado de 2.5%; en mayo pasado se registró una desaceleración en el indicador del PMI de Servicios que junto con la baja creación de empleos generaron que las probabilidades de alza en tasas en el mercado se encuentren entre 8% y 46% en las siguientes reuniones de la Fed; también la confianza al consumidor que no logra recuperar terreno en forma consistente. El promedio de creación de empleos en los últimos 12 meses asciende a 197 mil plazas mostrando una desaceleración clara en más de medio año.

 

Con todo esto, Janet Yellen enfrenta el desafío de la credibilidad y el momento, ya que desde finales de julio y hasta el 8 de noviembre próximo, el tema de las elecciones presidenciales, que normalmente no tiene efecto sobre la Fed, estará en un punto muy activo, por lo que deberá de ser sumamente responsable.