Este próximo 26 de junio se llevarán a cabo las elecciones generales en España con la idea de darle gobernabilidad después de que en las últimas votaciones de diciembre pasado no se alcanzaron acuerdos que fomentaran la estabilidad política y económica al país.
En esta ocasión, el PP (Partido Popular) de centro-derecha y al que pertenece Mariano Rajoy, presenta la ventaja en las encuestas con cerca de 30% de la preferencia, le sigue la coalición Unidos Podemos (UP), con perfil de izquierda, con 25%; en tercer lugar, el PSOE (Partido Socialista Obrero Español), que tiene un perfil de centro-izquierda, con 20%, y 15% para Ciudadanos, un partido más de centro.
Para nombrar al Presidente se requiere alcanzar 176 votos de los 350 diputados del Congreso, ya sea un solo partido o por coalición. En este momento no hay una mayoría absoluta y todo parece indicar que las votaciones serán muy cerradas, por lo que los indecisos, por un lado, y los enroques políticos, por el otro, pudieran inclinar la balanza hacia cualquier lado.
Haciendo un recuento, la economía española registra una tasa de crecimiento que supera 3.0% después de varios años de crisis. En 2013 inició un proceso importante de recuperación, hubo cambio de gobierno del PSOE con José Luis Rodríguez Zapatero al PP con Mariano Rajoy y viene presentando ya tres años con crecimiento en ascenso. En este período, la tasa de desempleo pasó de 27 a 21%, una mejoría importante, pero insuficiente para las condiciones de la población.
Entre 2009 y 2011, la tasa del bono a 10 años que mide el riesgo para los inversionistas alcanzó niveles de 7.0%, llegando a pensarse en un rescate de la Eurozona de gran magnitud. Sin embargo, hubo un financiamiento limitado que permitió cierta autonomía al gobierno de Rajoy en su manejo financiero y junto con las acciones del Banco Central Europeo de sus programas de liquidez y compra de activos, dicha tasa del bono se ubica actualmente debajo de 1.5% permitiendo así tasas de interés mucho más cómodas.
Dentro de los puntos negativos es que mantiene un déficit fiscal de 5.1% respecto a su PIB y requiere llevarlo a 3.0%, lo que genera presión para el nuevo gobierno a seguir con medidas fiscales que ayuden a reducirlo.
No hay duda de que en los últimos 20 años en el que han alternado el gobierno el PP y el PSOE, el crecimiento económico promedio del PP alcanza 2.6% anual vs. el PSOE de 1.4%.
Según las condiciones actuales que vive España, que atraviesa la Zona Euro y que vive la Unión Europea, se requiere un gobierno de centro-derecha que permita seguir transitando hacia una economía más sana que continúe generando confianza para la inversión privada directa y en mercados, así como el logro de acuerdos en conjunto con los demás países.
Porque en caso de ser un gobierno más de centro-izquierda o de izquierda más extrema estaría buscando condiciones más populistas que solamente darían mayor desconfianza y descomposición a la economía, buscaría condicionar acuerdos dentro de la Eurozona, dentro de la Unión Europea y seguramente habría salida de inversión directa y en mercados generando una futura recesión y un nuevo problema al BCE y a la Zona Euro.