Sin pretender entrar en un análisis profundo acerca de tonos, subtonos, ritmos, armonías, tiempos y demás elementos relacionados, podemos decir que la música está compuesta básicamente de siete notas, las cuales a lo largo de la historia de la humanidad han sido mezcladas y utilizadas en miles de millones de composiciones de todos tipos de géneros. Pero aunque sus combinaciones prácticamente pueden ser infinitas, de vez en cuando suelen agruparse de manera muy similar, lo que nos da la sensación de que tal o cual composición, o parte de ella, la hemos escuchado en otro lado.
A Pablo Picasso se le atribuye la frase de: “Los artistas mediocres toman prestado, los grandes artistas roban”; misma idea que expresó el compositor ruso Igor Stravinsky: “Un buen compositor no imita, roba”, y aunque si bien ninguna de las dos se ha podido comprobar que hayan sido expresadas tal cual por ambos artistas, sí dejan en claro un tema que, en los últimos días, acaparó la atención del mundo musical: el supuesto plagio que habrían cometido Robert Plant y Jimmy Page, integrantes de la legendaria banda británica Led Zeppelin, al robar elementos del tema instrumental Taurus, creado por el grupo Spirit, para la introducción de su clásico Stairway to heaven.
Después de muchos dimes y diretes que duraron poco más de una semana, un jurado en Los Ángeles falló a favor de Zeppelin, argumentando que no se encontraron elementos concluyentes para decir que los británicos cometieron plagio, lo que lleva a generar la pregunta obligada: ¿hasta dónde se puede considerar plagio y hasta donde una simple influencia o casualidad?
Y es que casi ningún músico se escapa de ser acusado de haberse robado -en algún momento- el trabajo de otro y presentarlo como propio. Le ha pasado a compositores clásicos como Dmitri Shostakovich, a quien se llegó a acusar de haber usado partes de We wish you a Merry Christmas para su Preludio No. 15, Opus 97; o a gente de cine como John Williams, a quien se ha criticado de haber tomado el estilo de otros compositores, como Gustav Holst, para crear varias de sus obras más conocidas, como Star Wars.
Pero quizá donde más se han repetido las acusaciones de robo, plagio o violación a los derechos de autor ha sido en el rock y el pop. Los ejemplos abundan, y han afectado desde Los Beatles a Led Zeppelin, pasando por John Fogerty, Lady Gaga, Coldplay, Oasis, Rod Stewart, Elton John, Beach Boys, George Harrison, Radiohead, Rolling Stones, Will.i.am, Shakira, Pharrell Williams o Mark Ronson.
Muchos casos han llegado a los tribunales y han fallado a favor de los demandantes, aunque la mayoría suelen llegar a un arreglo fuera del estrado para evitarse los millonarios gastos que puede implicar un proceso más largo. Otros casos simplemente han quedado en críticas, sin llegar a demandas, a pesar de las similitudes que pueda haber entre un tema y otro. De nuevo la pregunta: ¿qué tanto es plagio o violación de derechos de autor y qué tanto es simplemente influencia musical?
Los Beatles, por ejemplo, siempre han dicho que artistas como Chuck Berry o Elvis Presley influenciaron su música, lo que se traduce en acordes y estructuras similares en ciertas canciones. Pero si se sigue la cadena podemos ver que entonces Pink Floyd tiene influencia Beatle, así como Alan Parsons tomó elementos de Floyd y de los Beatles y así… Una cosa es la influencia musical que puede tener un artista sobre otro, ya sea en temáticas, estructuras o acordes, y otra el robo descarado. El problema, como todo, se reduce a dinero, pues en este último punto de lo que se trata no es tanto de si tal o cual artista copió o robó una idea de otro, sino que la haga pasar por suya y, además, cobre por ello. Eso es lo que todos los demandantes en este tipo de casos alegan y que se podría resumir como: “si ya me copiaste la idea, entonces dame el crédito correspondiente y, además, la lana que me corresponde”.
Quizá la línea que divide el decir que un tema musical está influenciado o inspirado por tal artista o que de plano es una copia vil del trabajo de otro, sea muy delgada, pero el punto es que la historia de la música contemporánea está llena de casos así. Aquí algunos de los más famosos:
– Joe Satriani acusó a Coldplay de haber copiado partes de su tema If I Could Fly para Vida la vida. El asunto se arregló fuera de tribunales en 2009.
– Vanilla Ice descaradamente copió la base del bajo para su tema Ice Ice Baby de Under Pressure, de Queen y David Bowie. Para evitarse líos, el rapero decidió repartir las regalías.
– Huey Lewis demandó a Ray Parker Jr. en la década de los ochenta por la similitud entre el tema de los Ghostbusters con I Want a New Drug, de Lewis y The News. El asunto se arregló fuera de tribunales.
– El brasileño Jorge Ben demandó a Rod Stewart por haber plagiado partes de su tema Taj Mahal para crear Do You Think I’m Sexy? Se arreglaron por fuera, pero Stewart admitió haber incurrido en “plagio inconsciente”.
– El primer éxito como solista de George Harrison, My Sweet Lord, fue declarado por una corte de haber sido “copiado inconscientemente” de la canción He’s So Fine, del grupo The Chiffons.
– No Chuck Berry, sino la gente que tenía los derechos de sus canciones, demandó a John Lennon por las similitudes existentes entre el tema You Can’t Catch Me, de Berry, con el clásico Come Together, del Cuarteto de Liverpool. El caso se resolvió fuera de tribunales.
– Los hermanos Gallagher fueron acusados de haber copiado melodía y letra del tema I’d Like to Teach The World to Sing (recordado por ser el famoso tema de Coca-Cola de los años setenta) para su canción Shakermaker. Esto le costó a los Gallagher medio millón de dólares.
– El himno de los Beach Boys, Surfin’ U.S.A., tuvo que llevar también el crédito de Chuck Berry por lo similar de su estructura con el tema Sweet Little Sixteen, de este último.
– En uno de los casos más absurdos, Creedence Clearwater Revival (o Saul Zaentz, quien tenía los derechos de las canciones del grupo), demandó a John Fogerty porque su tema The Old Man Down The Road, de su álbum Centerfield, sonaba muy parecido a Run Through The Jungle, que el mismo Fogerty coescribió con CCR. Fogerty demandado por sonar… a Fogerty, quien acabó ganando el pleito.
– Cat Stevens demandó a The Flaming Lips porque el tema Fight Test de éstos es muy similar a su tema Father and Son. Como resultado, Stevens recibe ahora 75% de las ganancias de la canción del grupo de Wayne Coyne.
– El más famoso recientemente fue el del tema Blurred lines, de Robin Thicke y Pharrell Williams, que perdieron más de siete millones de dólares por haber infringido los derechos de autor de Marvin Gaye al copiar su tema Got To Give It Up.