El Papa aseguró hoy que la Iglesia católica debe pedir perdón a los homosexuales que han sido ofendidos por ciertas actitudes de los católicos, pero también a otros sectores estigmatizados como los pobres, las mujeres y los niños explotados.
En una conferencia de prensa de una hora a bordo del avión que lo llevó de Ereván a Roma, al final de su visita apostólica de tres días a Armenia, Francisco comentó las recientes declaraciones del cardenal alemán Reinhard Marx, quien sostuvo que la Iglesia debe ofrecer disculpas a los gays por darles un trato “escandaloso”.
“Yo creo que la Iglesia no sólo debe ofrecer disculpas, como ha dicho ese cardenal marxista (ríe), a esta persona que es gay a la que ha ofendido, sino también a los pobres también, a las mujeres explotadas, y a los niños explotados en el trabajo”, dijo el pontífice.
“Debe ofrecer disculpas por haber bendecido tantas armas; por no haberse comportado tantas veces… Cuando digo Iglesia digo los cristianos. La Iglesia es santa, los pecadores somos nosotros. Los cristianos debemos ofrecer disculpas por no haber acompañado tantas elecciones, tantas familias…”, agregó.
Recordó que, cuando era niño, en la cultura “católica cerrada” que se vivía en Buenos Aires no se podía ni siquiera entrar en la casa de una familia de divorciados. Reconoció que esa forma de actuar se daba “muchos años atrás”, y que la cultura ya cambió “gracias a Dios”.
Aseguró que el Catecismo de la Iglesia católica es claro al pedir que no se discrimine a los homosexuales, sino que deben ser respetados y acompañados pastoralmente.
Reconoció que se pueden condenar “ciertas manifestaciones” de los gays “demasiado ofensivas” para con los demás, pero no por motivos ideológicos, sino por motivos de “comportamiento político”.
Entonces evocó lo que dijo en su primer viaje apostólico internacional a Brasil en 2013: “Si una persona en esa condición tiene buena voluntad y busca a Dios, ¿quiénes somos nosotros para juzgar?”.
“Debemos acompañar bien… ¡Lo que dice el Catecismo! Es muy claro el Catecismo. Después hay tradiciones en algunos países, en algunas culturas, que tienen una mentalidad diversa con respecto a este asunto”, estableció.
Más adelante insistió que los cristianos no deben sólo ofrecer disculpas sino pedir perdón, que es una palabra muy olvidada incluso en la misma Iglesia, donde muchos sacerdotes se comportan como “patrones” antes que como padres que abrazan, perdonan y confortan.
Aclaró que al mismo tiempo entre los católicos existen muchos “santos”, personas buenas y otros pecadores. “El trigo y la cizaña. ¡No debemos escandalizarnos de ser así! Debemos rezar para que el Señor haga que esta cizaña acabe y haya más trigo. Ésta es la vida de la Iglesia”, añadió.
“Todos nosotros somos santos porque todos nosotros tenemos el Espíritu Santo dentro. Pero somos todos nosotros pecadores. Yo el primero. ¿De acuerdo? Entonces no sólo disculpas, perdón”, siguió.
A lo largo de la conferencia de prensa Francisco respondió 10 preguntas presentadas por periodistas de diversas nacionalidades. Deseó que el pueblo de Armenia obtenga “la justicia y la paz” porque es valiente, sobrevivió gracias a su fe cristiana.
Explicó que en su primer discurso en Ereván, la tarde del viernes 24 en el Palacio Presidencial, utilizó la palabra genocidio para definir la matanza de los turcos sobre los armenios de un siglo atrás, “no con ánimo ofensivo”, sino para referirse a una situación objetiva.
Recordó que él mismo había usado la palabra genocidio en abril de 2015, durante una misa en la Basílica de San Pedro del Vaticano, y por eso “hubiese sonado raro” que no dijese lo mismo ahora que entonces. Además recordó que, en esa primera vez, citó una declaración de Juan Pablo II en 2001.
Aceptó que el uso de ese término irritó a Turquía, que mantiene como política de Estado negar la existencia de un genocidio, pero aseguró que unos meses atrás la relación con el gobierno de ese país se normalizó. Además reconoció que todos tienen “el derecho a protestar”.
En otro pasaje se refirió al referéndum por el cual el Reino Unido decidió abandonar la Unión Europea, y constató que para reencontrar su fuerza, el “viejo continente” debe tener creatividad y un poco de “sana desunión”.
Pidió que los países integrantes de la unión tengan más independencia, y por eso consideró necesario pensar en “otra forma de unión”, recrear las instituciones y rescatar de ellas lo bueno. “Hoy las dos palabras claves para la Unión Europea son creatividad y fecundidad. Es el desafío”, dijo.