Ruta: desde Boston hasta Rockport, Massachusetts.

 

Duración: cinco noches.

 

Coche sugerido: Audi R8.

 

Objetivo

 

Como si se tratara de jugar a conectar puntos, los faros del este de Norteamérica enmarcan nostálgicos paisajes que separan al violento Océano Atlántico de una costa salpicada de acantilados, muelles y barcos pesqueros con ese toque único de Nueva Inglaterra y Nueva Escocia. Un recorrido por la península de Cape Ann es un platillo sofisticado que pone a prueba el paladar de los viajeros más exigentes.

 

Punto de partida: Boston, ciudad de encanto y cultura.

 

Boston es una ciudad llena de encanto entre museos, escuelas, parques y mercados. Como suele ocurrir en muchas de las ciudades académicas, esta metrópoli (hogar de prestigiadas instituciones como Harvard o Cambridge) ofrece una constante y activa escena cultural, deportiva, de entretenimiento, gastronomía y vida nocturna.

 

En Boston los días transcurren entre obras de teatro y conciertos, montados por alumnos de las escuelas de música más prestigiadas, torneos deportivos y maratones. Nada para disfrutar de esta hermosa ciudad como pasear por el Boston Common, comprar en las galerías del Beacon Hill o asistir a los emocionantes partidos de beisbol en el Fenway Park, casa de los Red Sox.

 

 

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Vale la pena también visitar el acuario de New England, el museo de ciencias, el de bellas artes, el de los niños, recorrer el puerto, dar un paseo a bordo de un swan boat o simplemente caminar entre sus múltiples parques, donde será común encontrar a estudiantes entrenando o remando entre los canales que rodean a la ciudad.

 

Primera parada: Salem, la ciudad de las brujas.

 

Manejando por la costa rumbo al norte del estado, aparece la primera parada: Salem, la llamada Ciudad de las Brujas, que en medio de una atmosfera un poco lúgubre va narrando historias a lo largo de un camino rojo que conecta los edificios emblemáticos de la trágica quema de brujas, que tuviera lugar en la Massachusetts protestante de finales del siglo XVII.

 

En Salem, el museo de las brujas, la casa de los siete tejados, los restaurantes adaptados en casonas de estilo victoriano, un barco pirata anclado al muelle, decenas de tiendas alusivas a la brujería (más fantásticas que tenebrosas) y el primer faro de la ruta, el Fort Pickering Light, son un buen comienzo para recorrer el Cape Ann, el cabo menos popular, pero más lindo de Massachusetts.

 

 

Segunda parada: Gloucester, un puerto con historia.

 

Apenas a 20 minutos, rumbo al norte, se encuentra la enorme glorieta que, con una escultura dedicada a los pescadores de la zona, da la bienvenida al que presume ser el más antiguo puerto marítimo de la Unión Americana, Gloucester, un encantador pueblo lleno de muelles, faros, embarcaciones y exquisitos restaurantes con menús a base de mariscos y langosta.

 

No hay nada mejor que sentarse en los muelles a ver los coloridos barcos y boyas rebotar entre el violento oleaje, mientras se degustan platillos a base de langosta, ostiones, pescado y camarones tan frescos que saben a Gloucester.

 

 

 

 

La última y nos vamos: el colorido de Rockport.

 

Inmediatamente después aparece Rockport, un pueblo hermoso con casas coloridas de madera separadas por muelles, acantilados, playas y más barcos.

 

En el muelle de Rockport, además de ver inmensas rocas hundirse en el océano, podrás caminar por un encantador pueblo lleno de galerías, tiendas de diseño, cafeterías y restaurantes donde podrás comer más langosta fresca –en Roy Moore puedes pescarla–Fish n Chips, camarones y demás sabores típicos de la costa norte.

 

Lo más recomendable aquí, para disfrutar de la sencillez de Rockport, es rentar una casa u hospedarse en un uno de los tantos Bed & Breakfast que están enclavados en riscos frente al Océano Atlántico, que ofrecen postales inmejorables con un trato cálido y personalizado. Quarterdeck Inn by the Sea es una gran opción.