El empresario Ibar Esteban Pérez Corradi, de 38 años, fue extraditado hoy a Argentina, donde se le acusa de la autoría intelectual de la ejecución de tres hombres y complicidad con el mexicano Cártel de Sinaloa.

 

La llegada de Pérez Corradi causó revuelo porque desde su captura el pasado 17 de junio en la ciudad brasileña Foz de Iguazú amenazó con revelar los vínculos políticos del millonario tráfico de efedrina enviada a narcos mexicanos para la fabricación de metanfetaminas.

 

Este hombre es una pieza clave de varios casos que conmocionaron a la opinión pública y que comenzaron en julio de 2008, cuando un operativo policial permitió el descubrimiento del primer laboratorio de metanfetaminas encontrado en Argentina.

 

El laboratorio era manejado por una banda de mexicanos que estaban al mando de Jesús Martínez Espinosa, un empresario jalisciense que fue condenado aquí a 14 años de prisión por producción y contrabando de drogas ilegales.

 

Después del hallazgo del laboratorio de metanfetaminas, fueron secuestrados y ejecutados los empresarios Damián Ferrón, Leopoldo Bina y Sebastián Forza, quien, además, había donado fondos a la campaña presidencial de Cristina Fernández en 2007.

 

Los tribunales concluyeron que Pérez Corradi vendía la efedrina a Martínez Espinosa y que organizó la triple ejecución porque los empresarios formaron una nueva banda para competir en el tráfico de este precursor químico enviado de manera ilegal a México.

 

Desde el principio, todas las líneas de investigación apuntaron a que el verdadero beneficiario de la efedrina era el Cártel de Sinaloa, versión reforzada en las últimas semanas por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.

 

Nacido en 1977 en Buenos Aires, Pérez Corradi se metió de lleno en el mercado farmacéutico cuando era apenas un joven veinteañero hasta ganar fortunas con negocios poco claros.

 

Además era responsable de operar como financista de empresarios como Forza que necesitaban cambios inmediatos de cheques que debían pagarse a largo plazo o grandes cantidades de efectivo.

 

Sus problemas judiciales comenzaron en octubre de 2008, cuando fue detenido en Buenos Aires por una causa en la que la DEA lo acusó de contrabando de estupefacientes por el envío de 1500 pastillas de oxicodona, un potente opioide, en correos privados a Estados Unidos.

 

Mientras estaba preso, el juez Norberto Oyarbide lo procesó por lavado de dinero como parte de la investigación de “la mafia de los medicamentos”.

 

Esta mafia involucró a sindicalistas y empresarios farmacéuticos que falsificaban o revendían medicinas o cobraban por tratamientos caros que no se realizaban.

 

Pérez Corradi estuvo detenido tres años en el penal de Ezeiza, pero a principios de 2012 obtuvo su libertad y se fugó poco antes de ser acusado como el autor intelectual del crimen de Forza, Ferrón y Bina, ocurrido en agosto de 2008.

 

Durante el juicio por el triple crimen, varios testigos coincidieron en que Forza le temía a Pérez Corradi y que éste ya había amenazado de múltiples maneras al empresario.

 

El tribunal concluyó a fines de 2012 que Pérez Corradi ordenó el triple asesinato que cometieron los hermanos Martín y Cristian Lanata y Marcelo y Víctor Schillaci, condenados a cadena perpetua, pero se ordenó un nuevo proceso para investigar conexiones políticas del caso.

 

TPC