Llueven los máximos históricos en las bolsas de Estados Unidos y de México, pero cuando volteamos hacia el campo de cultivo de la economía real vemos que todo ese optimismo no salpica al crecimiento de las plantitas del resto de los agentes económicos.

 

Dicen que los mercados se adelantan a las circunstancias y que si vemos que un mercado bursátil baja cuando en la economía real hay un buen desempeño, nos quiere decir que los que ahí invierten están adelantando vacas flacas.

 

Y por el contrario, cuando el crecimiento económico es lento o incluso negativo y las bolsas empiezan a subir, dicen que se anticipan a mejores tiempos.

 

Pero ahora tal parece que lo que mueve a los indicadores bursátiles, el S&P y el Dow Jones en Estados Unidos y el IPC en México, son datos parciales de corto plazo y expectativas, muchas apuestas sobre lo que creen que otros harán o están pensando.

 

Es en serio. En los mercados creen saber que los banqueros centrales estadunidenses no van a subir sus tasas de interés este mes, pero también apuestan a que no lo harán en septiembre e incluso pronostican que no será este año. Con eso tienen para que fluyan recursos a la renta variable.

 

Tienen datos parciales del comportamiento económico, como la creación de empleos en junio en Estados Unidos y quieren creer que los 287 mil empleos generados durante ese mes son anticipo de algo mejor. Pero pretenden ignorar los tan sólo 30 mil empleos creados en mayo.

 

Esperan que se mantenga una depreciación del dólar frente a la canasta de divisas que reviva al sector industrial estadunidense. Creen también que los reportes de las empresas en esta temporada serán buenos.

 

En el caso de México, los capitales pueden obviar sus temores macroeconómicos con tal de aprovechar los márgenes de ganancia que da la bolsa, ante el aparente tope que ya tuvo la especulación cambiaria.

 

Parecen olvidar que hace apenas 20 días había un derrumbe financiero global por el Brexit y que no hemos visto todas las consecuencias. Pero optimistas para su causa como son, calculan cuántos recursos se moverán por el mundo tras una previsible baja en la tasa de interés por parte del banco central inglés.

 

No quieren voltear a ver la inminente quiebra de la banca italiana, no le ponen tanto interés ya a los datos económicos de China y la Gran Bretaña aislada es ya una noticia vieja, un asunto del pasado.

 

Si cree que pronosticar el tipo de cambio es difícil, déjeme decirle que las estimaciones sobre el cierre de Índice de Precios y Cotizaciones de la bolsa para este año tienen una divergencia de 10 mil puntos, de los 42 mil a los 52 mil puntos. Así de incierto, así de especulativo.

 

Pero es al final de cuentas su naturaleza, y como tal debemos tomar estos indicadores bursátiles, como ruletas que no siempre nos permiten anticipar algún comportamiento económico por el simple movimiento de sus índices.