Podríamos suponer que Jonás Cuarón, en lugar de quedarse mirando las estrellas y el resplandor de un premio Oscar, cambió su óptica hacia uno de los lugares más incómodos y peligrosos en la Tierra. Pero en realidad ocurrió a la inversa.
“Empecé con el proyecto de Desierto en 2008. Le mostré a mi papá la idea y cuando la vio me dijo que algo así deseaba hacer”, recuerda tras el primer contacto que Alfonso Cuarón tuvo con el proyecto.
“Pasamos una noche entera para hablar acerca de la adaptación y el contexto. Fue entonces que decidimos llevar Desierto al espacio y surgió Gravity”, apunta quien se considera un apasionado de la escritura y de la estética visual.
Aunque también la bicicleta le brinda otras dosis de adrenalina. “Me encanta ese placer morboso que sientes mientras avanzas en medio del caos vial en la Ciudad de México”, asegura.
Nació en 1983 y desde los 15 años vive en Estados Unidos. Estudió letras inglesas y, en paralelo, artes plásticas con enfoque en la fotografía.
Con el coaching de su padre y su tío –el también director y guionista Carlos Cuarón– debutó con Año uña (2007) y la relación intercultural amorosa que ahí plantea se modificó por completo en su más reciente trabajo, protagonizado por Gael García Bernal y Jeffrey Dean Morgan. Un viaje por Arizona fue lo que motivó a plasmar una historia relacionada con el odio hacia el extranjero. “Me interesó poner la lupa sobre el tema dentro del género de acción. De esa manera es posible conectar con el público de forma visceral y no intelectual”, expresó en una entrevista para The Red Bulletin.
¿Fue sencillo conseguir el financiamiento para esta película?
No en realidad, de hecho por la temática todas las puertas se cerraron en Estados Unidos. Filmar tiene sus altibajos, pasas por muchos momentos frustrantes. En este caso la ventaja fue contar con un par de aliados desde un inicio. Al productor Alex García le interesó mucho, creyó y entendió la película. Y cuando envié el guión a Gael de inmediato quiso hacer el personaje de Moisés. Eso empujó bastante el proyecto.
¿Qué tan determinantes son los consejos de tu padre y tu tío?
Desde que empecé con Año uña siempre les comparto lo que hago. Son mis maestros y todo lo que me dicen es muy valioso. Tratamos de establecer una dinámica con comentarios honestos y directos. De nada serviría que te soben el ego cuando estás vulnerable al momento de cerrar un guión.
Y con esa sinceridad, ¿qué no les gustó cuando discutieron acerca de tu película?
No les parecía buena idea incluir perros. Me decían que trabajar con animales resulta demasiado complicado y es cierto. Pero insistí que así sería y afortunadamente todo se resolvió de la mejor manera. Una de las reglas es que la última palabra la tiene el director.
¿Gravity representó una señal para hacer más cosas grandes en el futuro?
Cuando pasó todo lo que ya sabemos con Gravity sentí mucho orgullo por mi papá, pero la verdad es que en esa época me encontraba filmando con Gael. Estaba en el momento de shock porque Desierto representa mi primera película con estas características. Y la primera vez siempre es algo aterradora.
¿Qué impide que no te rindas en medio de un proyecto con tantas complicaciones?
Hay momentos en los que uno puede dudar, es inevitable porque el proceso para hacer una película es tan largo y doloroso. Con Desierto pasamos seis años con revisiones del guión mientras conseguíamos financiamiento. De hecho, el proyecto se nos cayó varias veces.
Una de esas ocasiones fue cuando se puso verde el desierto y al momento de secarse de nuevo no coincidían los tiempos con Gael. Si no fuera por la necesidad que me nace hacer una película, me habría dado por vencido mucho antes de acabarla. Confío en el proyecto si existe una necesidad honesta y profunda para contar una historia.
Para mí no se trata de correr por correr. Si debo llegar del punto A al B en cierto tiempo para no quedarme varado en el bosque en medio de la noche, eso tiene sentido. Todo dependerá de la chispa inicial tan intensa que te permita creer y confiar para seguir adelante.
Al estar al lado de un sol que brilla como tu padre, ¿no sientes temor de que pueda eclipsarte?
La única preocupación que tengo son mis películas Nunca me he preocupado mucho en ese sentido cuando observo lo que puede representar mi carrera o mi persona. Me interesa que el público goce lo que hago, si eso sucede me resulta suficiente. Una película no la hago para que yo brille, sino para que sus imágenes brillen en la pantalla.