Uno de los más grandes temores de los emprendedores es ponerle precio a sus productos o servicios. Sin embargo, buena parte de la supervivencia de su empresa depende de que los consumidores paguen un precio justo por los productos.
De acuerdo a José Villacis, coach de negocios, muchos empresarios piensan que si la producción cuesta un peso, el precio de venta es de dos pesos, pero no es tan simple.
Aunado a los costos de producción, el precio final del producto también debe considerar los precios de la competencia, así como conocer el valor que el mercado le da a cada producto, es decir, cuánto está dispuesto a pagar el consumidor por un producto o servicio.
Es recomendable ofrecer distintas versiones de un mismo producto, para tener rangos de precio; es decir, si se vende un servicio de tecnologías de la información, es necesario tener un paquete básico, uno intermedio y uno premium para que el cliente pueda elegir.
Finalmente, aunque las promociones suelen atraer clientes, el precio completo debe estar vigente en la mayor parte del año, porque si hay descuentos permanentes que provoquen menores ganancias, será muy complicado subir el precio después de que los clientes se acostumbren a la rebaja, explicó.